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VIDA COTIDIANA EN UNA PEQUEÑA LOCALIDAD DEL SUDOESTE DE CHUBUT. ESTRATEGIAS DE ACCESO Y PRÁCTICAS ESPACIALES EN LA PATAGONIA CENTRAL
Daily life in a small town in the south-south of Chubut. Access strategies and spatial practices in central Patagonia.
Estudios Rurales. Publicación del Centro de Estudios de la Argentina Rural
Universidad Nacional de Quilmes, Argentina
ISSN: 2250-4001
Periodicidad: Semestral
vol. 10, núm. 19, 2020
Recepción: 28 Septiembre 2019
Aprobación: 20 Marzo 2020
Resumen: El artículo tiene el propósito de analizar las estrategias que permiten a los habitantes de Doctor Ricardo Rojas acceder a servicios y bienes. El análisis se realiza desde las prácticas espaciales y las representaciones de los pobladores de la pequeña localidad. Los resultados dan cuenta de las estrategias y prácticas que se desarrollan para el acceso en la localidad y en otros espacios de la Patagonia central argentino-chilena. Por otro lado, los resultados también indican que las mejoras en la conectividad no necesariamente se tradujeron en la superación del alejamiento y/o aislamiento, pues además de la persistencia de obstáculos físicos, existe una distancia que varía según las relaciones sociales, las condiciones materiales y la conexión afectiva con los lugares.
Palabras clave: movilidad espacial - accesibilidad - espacios rurales – aislamiento - alejamiento.
Abstract: The article has the purpose of analyzing the strategies that allow the inhabitants of Ricardo Rojas to access goods and services. The analysis is carried out from the spatial practices and impressions of the inhabitants of the small town.The results show the strategies and practices that are developed for access in the locality and in other spaces of the Patagonia central.The results also indicate that improvements in connectivity did not necessarily result in overcoming distance and / or isolation, because in addition to the persistence of physical obstacles, there is a distance that varies according to social relationships, material conditions and emotional connection with the places.
Introducción
Este artículo presenta resultados de las acciones realizadas en el marco del proyecto titulado “Estrategias y dispositivos comunitarios y estatales en procesos de desarrollo territorial de pequeñas localidades y zonas rurales dispersas del sudoeste de la provincia de Chubut”[1]. En dicho proyecto se analizan estrategias que contribuyen con procesos de desarrollo territorial en localidades de menos de 500 habitantes, en particular estrategias que propician el acceso a bienes y servicios en espacios que se encuentran alejados de los principales centros urbanos de la provincia.
En ese proyecto se toma como universo de estudio a los pueblos o micro-pueblos de menos de 500 habitantes porque en ese estrato no se observa una tendencia al crecimiento, como ha sucedido con las localidades patagónicas de mayor tamaño en los últimos períodos inter-censales. Las dinámicas demográficas han sido heterogéneas y algunos de esos micro-pueblos han mostrado una gran vulnerabilidad ante las transformaciones productivas y demográficas que han experimentado los espacios rurales dispersos de la región. En los últimos cuarenta años, los espacios rurales de la Patagonia han afrontado el declive de la ganadería ovina, en ese contexto las pequeñas localidades han recibido a los habitantes que migran del campo al pueblo o bien han perdido población ante el debilitamiento de su función como centros de bienes y servicios para los pobladores del campo y sus familiares. Por otro lado, algunas de esas pequeñas localidades también han sido afectadas por las dinámicas poblacionales generadas por el avance de las actividades extractivas, del turismo, la conservación natural y otras funciones de los espacios (Bondel, Vazquez, Ñancufil y Gonzalez, 2018; Vazquez, 2016).
Paralelamente a las transformaciones demográficas, se han producido cambios en la conectividad de las pequeñas localidades y sus pobladores. Por un lado, continuó el desarrollo vial y se produjeron mejoras en los medios de transporte. Por otro lado, se produjo la expansión del teléfono y la televisión y el arribo de las tecnologías de la información y las comunicaciones del siglo XXI, de la telefonía móvil y/o de internet.
Esas transformaciones productivas, demográficas y tecnológicas han generado cambios en las formas de habitar los espacios rurales de la Patagonia central. Formas de habitar que han sido escasamente abordadas en el sudoeste de la provincia de Chubut y es necesario comprender para el diseño de políticas públicas acordes a las prácticas y las necesidades actuales de los habitantes de los espacios rurales.
En este artículo se abordan específicamente las formas de habitar de los habitantes de Doctor Ricardo Rojas (ex Centro Río Mayo), una localidad de 219 habitantes (INDEC, 2010), situada en el valle medio del río Mayo, a 75 km de la localidad de Río Mayo y a 340 km de Comodoro Rivadavia, la ciudad de tamaño intermedio que actúa en muchos aspectos como centro regional de la Patagonia central argentino – chilena (ver figura 1).
En este caso el análisis enfatiza en el modo en que los habitantes de esa pequeña localidad acceden a bienes y servicios, y se realiza considerando las prácticas y las representaciones de la población local.
Al plantear el análisis de las prácticas y las representaciones desde la geografía, se asume el desafío de pensarlas espacialmente. Para ello se trabaja principalmente sobre la base de aportes teóricos y metodológicos que han posicionado a la vida cotidiana como uno de los campos emergentes de la Geografía Humana. Aportes que han tomado como punto de partida a la persona y su espacio, ya sea para el análisis de “las prácticas”, “los sentidos y significados”, “el acervo de información espacial” o todas esas dimensiones juntas en “la experiencia espacial” (Lindón, 2006).
El énfasis en la persona no nos conduce a un análisis individual, sino a poner en diálogo niveles de análisis micro con niveles de análisis general a escala local y regional para el entendimiento de los modos en que se organizan, se viven y se interpretan los espacios de la Patagonia central.
A continuación nos referimos a las categorías conceptuales y los antecedentes considerados en las aproximaciones a la vida cotidiana de los habitantes de la localidad, para posteriormente pasar a presentar la metodología, los resultados y las discusiones. Los resultados y las discusiones se organizan en dos apartados, en uno se focaliza en las estrategias de acceso y las prácticas concretas de los habitantes y, en el otro, en sus propias representaciones de esa forma de habitar en el sudoeste de Chubut, reflexionando en relación a los conceptos que se presentan a continuación. Por último, se concluye con representaciones que surgen de las entrevistas y las discusiones y con algunas ideas que pueden contribuir con el desarrollo de políticas públicas o el fortalecimiento de las acciones que se desarrollan desde la comunidad local.
Contexto conceptual y antecedentes
El interés en “la experiencia espacial” de las personas nos lleva a trabajar sobre la base de nociones complejas e integradoras como la de espacio vivido. La complejidad que encierra la categoría de espacio vivido en el sentido dado por Frémont (1974) se observa en la distinción que realizó Di Meo:
El edificio construido sobre las bases de la materialidad y sus prácticas (el espacio de vida) se enriquece de la pulpa de los intercambios sociales (el espacio social), de las cargas emotivas, de las imágenes y de los conceptos individuales, aunque de esencia social, que fijan nuestra representación del mundo sensible y contribuyen a conferirle sentido (espacio vivido)(Di Meo, 1991, p.127, recuperado de Lindón, 2006, p. 382).
Como camino de entrada al análisis del espacio vivido de los habitantes de Ricardo Rojas se tomó a la accesibilidad. Jirón y Mansilla (2013, p.29) definen a la accesibilidad como “la habilidad de negociar el tiempo y el espacio para cumplir con actividades cotidianas, mantener relaciones y generar los lugares que las personas necesitan para participar en sociedad” y destacan el lugar que tienen la negociación, las estrategias y las tácticas en la accesibilidad. Jirón (2008), citando a Cass et al., define a las estrategias como“la manera en que los individuos y los grupos negocian espacio y tiempo para llevar a cabo las prácticas, el mantenimiento de las relaciones y el acceso a los lugares que se consideran necesarias para la participación social normal”.
Bajo esas nociones del concepto de accesibilidad y por la manera en que los habitantes de las pequeñas localidades del sudoeste de Chubut acceden a bienes y servicios en la Patagonia central, cobran centralidad las prácticas espaciales y, en especial, la movilidad espacial cotidiana. La movilidad excede al mero desplazamiento físico y genera relaciones socio-territoriales que pueden ser analizadas desde dimensiones culturales, económicas y políticas.
En ese sentido, y dada las características físico-naturales y la organización de los espacios patagónicos, toman relevancia las categorías de aislamiento, alejamiento, conectividad e integración territorial. Algunas de esas categorías utilizadas en las aproximaciones al espacio vivido de los habitantes de Ricardo Rojas pueden dar origen a diferentes interpretaciones y, por lo tanto, a continuación se trata de precisar sus significados.
En los análisis territoriales, el concepto de aislamiento generalmente ha sido empleado en términos físicos y definido como “un nivel de baja accesibilidad de cierta población a los centros poblados más próximos, entendiéndose estos como los nodos de abastecimiento e intercambio” (Rosas y Figueroa, 2006, p. 43), es decir como una condición opuesta a la conectividad, la interacción y la integración espacial.Cabe aclarar que si bien el término conectividad en la actualidad se utiliza principalmente para referir al acceso a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, en especial a Internet, aquí se utiliza en su sentido más amplio, como una condición de los individuos o los lugares dada tanto por el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación como por los medios de movilidad y las infraestructuras de transporte. Una condición que ofrece la posibilidad de establecer vínculos e interacciones espaciales.
Si bien el término aislamiento generalmente se emplea con ese sentido amplio, tal vez sea más adecuado utilizar el término alejamiento cuando la baja accesibilidad a los centros poblados está dada por el factor de la distancia y la categoría de aislamiento para aquellos casos donde el acceso a través de los medios de la movilidad habitual es impedido por la presencia de obstáculos naturales o antrópicos.
Considerando esos significados más estrictos en las aproximaciones a los espacios bajo análisis, a priori podríamos decir que el alejamiento ha sido una constante dada por las distancias que los separan de los centros urbanos regionales más próximos y las situaciones de aislamiento han sido, en especial, el resultado de inviernos rigurosos con nevadas frecuentes -entre 8 y 25 días dependiendo del sitio- y temperaturas mínimas absolutas que pueden alcanzar los -30° C (Coronato, Mazzoni, Vázquez y Coronato, 2017).
Más allá de la vigencia de esas condiciones de alejamiento y aislamiento físico, cabe aclarar que con el paso de los años se han visto atenuadas por el avance en la técnica y la infraestructura de transporte y por el desarrollo de los centros de población agrupada próximos al área. En los antecedentes se encuentran referencias a tiempos remotos y a otros cercanos que, al ser contrastadas con la situación actual, dan cuenta de los cambios históricos. Aguado (2006), por ejemplo,se refirió al aislamiento y sus implicancias a finales del S. XIX y principios del S. XX, en momentos en que arribaron los primeros colonos a un sitio habitado por poblaciones nativas e indígenas desplazados de otros territorios tras las campañas militares de 1879-1984 o la ocupación de sus tierras:
Eran tiempos duros, en los que sobrevivían con lo que pudieran procurarse de la tierra, del ganado que criaban, o con lo que fabricaban: viviendas, ropa, muebles, utensilios, herramientas, etc. Los inviernos, que solían ser rigurosos, imponían meses de aislamiento total. El manto de nieve que perduraba durante casi medio año, el azote del viento, las heladas y el frío que bajaba de la cordillera de Los Andes, resultaban una prueba más que ingrata.En caso de enfermedad, morían o se salvaban por sus propios medios. Es decir que de esos trances se salía con resistencia física y buena suerte. A lo sumo, los que mantuvieron un trato fluido con los indígenas, aprendieron a reconocer las hierbas con propiedades medicinales... (Aguado, 2006, p. 16).
Gatica (2016), por su parte, se refirió a las situaciones de aislamiento que han enfrentado los campesinos de la margen sur del arroyo Chalía, ante las crecidas del arroyo y hasta la construcción del puente en el año 2009.
Más allá de las implicancias negativas del alejamiento y/o el aislamiento, algunos autores sugieren no pensarlos exclusivamente en esos términos. Tal es así que han destacado las contribuciones hechas por el alejamiento y/o el aislamiento en materia de diversidad cultural, al propiciar el origen de tradiciones, técnicas originales, dialectos y nuevas lenguas, y, también al contribuir con su preservación (ver por ejemplo en Claval, 2002). Un claro ejemplo de esas bondades del alejamiento y/o el aislamiento se encuentra en tiempos pre y protohistórico de los espacios patagónicos bajo análisis, en tanto fueron habitados por un grupo poblacional con componentes étnicos diferentes a los de los Aónikenk o “tehuelches septentrionales” y de los GuenenaKene (Gennaken) o “tehuelches meridionales”: los Téushenkenk (Chehuachekenk) (ver en MartinicBeros, 2015). Un grupo de cazadores-recolectores que habló su propia lengua: la lengua teushen, lentamente suplantada por las voces aonek'enk y extinta desde comienzos del Siglo XX (Viegas Barros, 1993).
No obstante, no sólo desde la dimensión cultural se pueden reconocer consecuencias positivas del aislamiento y el alejamiento. Entre los antecedentes académicos que atendieron al modo en que la configuración del espacio material incide sobre las relaciones sociales en el mundo rural, se encuentran aquellos que consideraron al aislamiento y el alejamiento como condiciones capaces de propiciar el desarrollo del tejido de relaciones de “confianza, reciprocidad y cooperación” conceptualizado como “capital social” (Durston 2000, p. 7). Si bien la proximidad no necesariamente se traduce en interacciones e integraciones sociales (Rhein, 2002), en patrones de asentamiento humano disperso como los que presentan los espacios rurales patagónicos, ese espacio material que Di Meo (1991) denomina “espacio de vida”, es un condicionante del “espacio social”. Así como las distancias entre los vecinos de las áreas rurales dispersas y con los habitantes de las pequeñas localidades pueden jugar en contra del desarrollo de relaciones cotidianas, el aislamiento y alejamiento en relación a los centros urbanos pueden jugar a favor del desarrollo de relaciones de vecindad y cooperación.Tal es así que en otros textos asociamos relaciones entre habitantes rurales,frecuentes y sostenidas en el tiempo, con situaciones de alejamiento y aislamiento experimentadas en relación a pueblos y ciudades (Vazquez, 2017).
Partiendo de esa relación entre aislamiento y capital social, Durston, Gaete y Pérez (2016) analizaron las transformaciones que se produjeron en el capital social de pequeñas comunidades rurales de la Región de Aysén (Chile) a partir de los cambios en su relación con el gobierno central y la progresiva integración territorial generada por el aumento de la conectividad física y virtual/digital. Los autores mostraron que el capital social de redes horizontales que hace más de cincuenta años fortalecían acciones comunitarias se fue debilitando y que las formas personalizadas y asimétricas de capital social fueron en aumento, sin dejar de destacar que diversas formas de capital social subsidente -que no se practicaban pero subsistían en la memoria social-fueron reactivadas en los últimos años por un movimiento regional.
Por último, es destacable la reinterpretación de las nociones de aislamiento e integración territorial que realizan Núñez et al. (2010) a partir del caso de la Región de Aysén. Los autores advierten que hacia el siglo XVIII y en especial en el siglo XIX, el concepto de integración territorial fue usado como sinónimo de homologación y unificación, y que el valor dado a la integración territorial en los modelos de ordenación del territorio surgió de los intereses centralistas. Por lo tanto, invitan a pensar el aislamiento de la región de Aysén como oportunidad:
....el aislamiento geográfico sirve por ejemplo para generar identidad de una localidad o producir la conservación de una cierta cultura, o afianzar modelos de ordenamiento a partir de la identidad territorial, definida ésta a partir del territorio mismo y no desde la des-territorialización que implica, en muchos casos, un modelo territorial basado únicamente en la globalización de la mirada (Núñez et al., 2010, p. 63).
En el sentido de la afirmación recuperada de Núñez et al. (2010), en este artículo se trata de aportar a la lugarización de la mirada, pensando con los habitantes de Ricardo Rojas en relación a su vida cotidiana y las categorías aquí presentadas. A continuación nos referiremos a las técnicas de investigación social utilizadas para dar protagonismo a los actores locales en el proceso de construcción de conocimiento, para pasar a analizar la vida cotidiana de los habitantes de Ricardo Rojas, con énfasis en las estrategias y las prácticas de acceso y, posteriormente, las propias representaciones de esa forma de habitar en el sudoeste de Chubut.
Metodología
Al abordar cuestiones referidas a la vida cotidiana de las personas, es inevitable ceder protagonismo, renunciar al punto de vista del observador omnipresente para escuchar a los grupos de interés y construir conocimiento de un modo participativo. En ese sentido, en cada una de las misiones de trabajo en la localidad se utilizaron técnicas de investigación que propiciaron tanto la comunicación de las prácticas como de las representaciones en relación a las mismas.
En la primera misión de trabajo en la localidad se realizó el contacto con los informantes clave de las diferentes instituciones de la localidad y se realizaron las primeras entrevistas con enfoque de “pesquisa cartográfica”. En este enfoque, las entrevistas representan una de las instancias principales para generar diálogo entre sujetos parte de la investigación; acompañando el proceso, generando un diálogo en un mismo plano común de problemáticas y propiciando el acceso a las diversas experiencias vividas. Como señalan Tedesco, Sade, Caliman y Vieira (2013) “pensamos en la entrevista como experiencia compartida del decir que en su performatividad crea mundo, siempre” (p. 316).
En las dos misiones posteriores y a lo largo de los tres o cuatro días que duró cada una de las mismas, se continuó con la realización de entrevistas y se concretó un ejercicio de Cartografía Social con estudiantes del nivel primario y secundario. Para la implementación de la metodología de Cartografía Social se tomó como referencia a la filosofía de la diferencia (Deleuze y Guattari, 1977) y al Método Cartográfico (Passos, Kastrup y Tedesco, 2016; Diez Tetamanti, 2018). De esa manera, se buscó producir diálogo sobre el “encuentro con las cosas”, tal como se propone desde el enfoque deleuziano. Así, desde ese encuentro con las cosas (el mundo, la escuela, el pueblo, un evento, etc.) se debate sobre los sentidos y los espacios vividos en la experiencia singular de cada participante.
En las entrevista se buscó que los diálogos produjeran representaciones múltiples de las prácticas a través del dibujo de bosquejos como los sociocartogramas y dioramas.
El sociocartograma es una técnica en obraje, inspirada en diferentes técnicas: el “Zonage” (Clouet, 2000; Tounsi, Gammoudi y Couet, 2008; Caron, y Cheylan, 2005), el “Jeu de territoire” (Lardon et al., 2016), la “Cartografía Social” (Diez Tetamanti, 2018) y la “Deriva” (Careri, 2014). El sociocartogramas una instancia de dibujo cartográfico que pone en diálogo al entrevistador y al entrevistado, generando intercambio de información y nuevos sentidos, en una instancia de exploración y profundización de la investigación social, en un terreno “nuevo” para el investigador.
El diorama fue uno de los aportes realizados por Hägerstrand después de advertir que el análisis locacional, dominante en la Geografía de su época, no podía eliminar el tiempo de las personas -como sucedía con los materiales, por ejemplo, al considerar el costo de transporte- y en su búsqueda de dar protagonismo al individuo en el análisis regional (Hägerstrand, 1970, versión traducida al español de 1991). Los dioramas muestran la trayectoria espacio-temporal de los individuos y, a través de ella, las interacciones entre los componentes de un espacio regional. Esa trayectoria espacio-temporal se representa en una línea trazada en función de dos ejes: un eje vertical con el tiempo organizado cronológicamente y un eje horizontal con los lugares vivenciados por el individuo durante el recorte temporal considerado-un día, una semana, un año, una vida, etc.-. Un eje horizontal que a menudo se ha desplegado de modelos de elevación digital que contienen formas naturales y producidas del entorno del individuo. En este caso se consideraron dos escalas espacio -temporales en la elaboración de los dioramas, por un lado, los sitios de la localidad -escuela, sala de salud, viviendas, etc.- frecuentados durante la semana anterior a la entrevista y, por otro lado, los espacios -pueblos, ciudades, establecimientos rurales, etc.- vivenciados a lo largo de un año. Mientras que en la primera escala se observan las prácticas cotidianas dentro de la localidad, en la segunda se observan las movilidades y las permanencias fuera de la localidad y su distribución en días, meses y estaciones.
Los dioramas ofrecen representaciones lineales del espacio y el tiempo ampliamente superadas en los debates actuales de las Ciencias Sociales, pero son figuras que simplifican las relaciones espaciales y pueden ser de gran utilidad para el diseño de políticas públicas si se complementan con información de tipo cualitativa.
En ese sentido, en las instancias de entrevista no sólo se trabajó desde las prácticas espaciales y las estrategias individuales, comunitarias y estatales para el acceso a lo material y a lo simbólico, sino también en torno a las subjetividades en relación a esas prácticas y estrategias. De esa manera, se trató de canalizar la reflexión que realizó Hägerstrand (2000) al reconocer que al aproximarse a la vida cotidiana sólo desde las prácticas concretas de los individuos, caminó sobre una sola pierna y olvidó “...la parte más importante de la existencia humana: los dominios interiores de la experiencia y el pensamiento” (Hägerstrand, 2000, p. 132, recuperado de Lindón, 2006).
Cabe aclarar que dada la diversidad de la población en estudio (los habitantes de Ricardo Rojas), las técnicas y su implementación variaron de acuerdo a las edades de los sujetos. Mientras que en los encuentros con adultos mayores se realizaron entrevistas abiertas individuales, en los encuentros con adultos se realizaron entrevistas semi-estructuradas individuales o grupales y se buscó que la transmisión verbal sea acompañada de representaciones gráficas y, por otro lado, en los encuentros con los jóvenes de la localidad se utilizó la Cartografía Social.
Con posterioridad a las acciones de campo se realizó el procesamiento de la información obtenida, se reprodujeron dioramas a través de diferentes software de diseño gráfico y se elaboraron “coremas”. El corema es una simplificación gráfica que permite representar los vínculos espaciales (Portugal, 1996). En este caso, los íconos simples y las flechas, muestras las relaciones espaciales que se generan a partir de las prácticas espaciales de los individuos.
Vida cotidiana, estrategias y prácticas en el acceso a lo material y a lo simbólico
Las aproximaciones al espacio vivido de los pobladores de Ricardo Rojas se han realizado a partir de las estrategias de acceso a bienes materiales e inmateriales. Estrategias que son diversas y, por lo tanto, han sido agrupadas en: a) estrategias estatales en diferentes niveles de gobierno, b) estrategias personales e interpersonales, y, c) estrategias comunitarias.
Dichas estrategias se traducen en las prácticas cotidianas que realizan los pobladores para lograr el acceso a bienes y servicios y a los orígenes, la cultura, el ocio y la recreación. Prácticas que se desarrollan dentro del ejido de la localidad o en un escenario espacial más amplio que define (y es definido por) la regionalidad de cada individuo.
En ese sentido, el interés en las estrategias de acceso nos ha llevado a analizar las prácticas espaciales que vinculan a los pobladores de Ricardo Rojas con múltiples espacios urbanos y rurales de la Patagonia central argentino-chilena y, en menor medida, con espacios externos a la región. Las movilidades cotidianas de los pobladores se producen principalmente hacia las ciudades de Río Mayo, Sarmiento, Comodoro Rivadavia, Coyhaique, Pico Truncado, Las Heras, a los pueblos de Aldea Beleiro y Lago Blanco y a los asentamientos de la población dispersa en el campo, entre ellos, los puestos de la comunidad indígena El Chalía.
El corema síntesis muestra las relaciones espaciales que se producen a través de las movilidades de los pobladores entrevistados y de los jóvenes que participaron del taller de Cartografía Social (ver figura 2).
Cabe aclarar que si bien la movilidad “a pie” es habitual en el pueblo y el uso del caballo es típico entre los pobladores que trabajan en establecimientos agropecuarios cercanos, para los desplazamientos hacia otras localidades o hacia establecimientos distantes existe una gran dependencia del automóvil en función de las distancias. En ese sentido, los pobladores que carecen de un vehículo personal, utilizan el transporte colectivo que dos veces a la semana conecta a Ricardo Rojas con otras localidades de la Patagonia central o utilizan estrategias como la asistencia de familiares o la colaboración de los vecinos. Tal es así que según los entrevistados es habitual preguntar en la comuna o la comisaría si se sabe quién está por viajar.
Antes de comenzar a desagregar las estrategias y las prácticas según algunos objetivos específicos, cabe aclarar que la movilidad no siempre se produce con un solo objetivo. De hecho, las movilidades multipropósito, es decir las relaciones socio-territoriales generadas a través de un desplazamiento en el espacio que se produce por múltiples motivos, son características de los pobladores de las áreas rurales dispersas y también de los habitantes de las pequeñas localidades, debido a las grandes distancias que generalmente las separa de las ciudades de mayor jerarquía en el sistema urbano regional y, en consecuencia, de los recursos y el tiempo necesario para los desplazamientos.
Estrategias y prácticas en el acceso a los servicios educativos.
La localidad cuenta con una Unidad Educativa Multinivel (Escuela N° 73) donde los jóvenes en edad escolar pueden acceder a la educación inicial, primaria y secundaria, en jornada completa y bajo la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe[2]. En la escuela de Ricardo Rojas, la interculturalidad atraviesa transversalmente a los espacios curriculares y los contenidos son abordados con enfoques y maneras ancestrales propias del pueblo tehuelche. De hecho, la escuela cuenta con un Kaú (casa) donde se imparte la educación de un hogar tradicional tehuelche.
La posibilidad de acceder a la educación secundaria en la escuela de la localidad es reciente y se debe a la existencia de profesores itinerantes que con cierta periodicidad viajan desde Río Mayo y a las acciones de profesores de educación primaria que cumplen el rol de tutores de los estudiantes. Por lo tanto, algunos jóvenes son enviados por sus padres a Río Mayo, Sarmiento o Comodoro Rivadavia, donde el nivel educativo a-priori es considerado mayor.
El acceso a la educación superior se logra con la residencia estable en Comodoro Rivadavia o Esquel -centros urbanos más próximos que disponen de oferta académica universitaria y terciaria-, o a través de una movilidad de frecuencia semanal hacia la localidad de Río Mayo. En Río Mayo funcionan “anexos” de dos Institutos de Formación Docente de Comodoro Rivadavia (ISFD N° 802 e ISFD N° 807) que ofrecen el Profesorado en Educación Inicial y el Profesorado en Educación Primaria con una modalidad de cursado semi-presencial: clases presenciales durante los días sábados y educación a distancia a través de aulas virtuales. La existencia de estos anexos es posible gracias al accionar conjunto de los Institutos, el Ministerio de Educación de la provincia y el municipio de Río Mayo, pues mientras los Institutos y el Ministerio de Educación garantizan la oferta educativa en la localidad, el municipio de Río Mayo es responsable del transporte de los docentes de Comodoro Rivadavia -reintegra el dinero de los gastos de transporte o envía un vehículo desde Río Mayo-. Esas estrategias estatales permiten el acceso a la educación superior de habitantes de Río Mayo pero también de habitantes de Ricardo Rojas y de otras pequeñas localidades de su área de influencia. Tal es así que en el bosquejo de diorama elaborado por Carla, Fernanda y Nancy, muestran que durante el ciclo lectivo que se extiende desde abril a noviembre y exceptuando el receso de invierno, se desplazaron los sábados para asistir a clases, permaneciendo en Río Mayo durante gran parte del día (ver figura N° 3). Para ello, desarrollaron estrategias interpersonales como compartir el medio de movilidad y los gastos en combustible.
Estrategias y prácticas en el acceso a los servicios sanitarios.
El pueblo de Ricardo Rojas dispone de un puesto sanitario donde una enfermera y una auxiliar de enfermería realizan atención primaria de la salud y, ocasionalmente, atiende un médico clínico que viaja desde Río Mayo con una frecuencia irregular-mensual o menor, incluso, semestral-. Personal que, según los propios trabajadores del puesto sanitario, resulta insuficiente, a causa de la demanda que genera la presencia de un número significativo de adultos mayores y la ausencia de un reemplazo para la enfermera. Ausencia evidente en casos de urgencia, cuando la enfermera debe asistir a un paciente durante el trasladado en la ambulancia al hospital de Río Mayo o a otros hospitales con prestaciones de mayor complejidad.
El puesto sanitario y su personal no sólo atienden a los habitantes del pueblo, sino también a la población que se encuentra dispersa en “los puestos” ubicados en las tierras de la comunidad El Chalía y en otros establecimientos ganaderos de su extensa zona de cobertura. Los trabajadores del servicio sanitario indican que sus recorridos en ella tienen una frecuencia variable que depende de la disponibilidad de un vehículo específico para dicha tarea y que en la actualidad, al contar sólo con una ambulancia para casos de urgencia, no se pueden realizar con regularidad. En la primera entrevista con Jorge (junio de 2018), jefe de la Junta Vecinal, surgió que se estaba gestionando una ambulancia 4x4 para atender esa extensa área de cobertura, pero un año después aún no se había asignado el vehículo desde la administración provincial. Para más, algunos años atrás se podía utilizar el sistema de comunicación de defensa civil con fines sanitarios pero actualmente funciona en canales de uso restringido que obstaculizan la comunicación desde los equipos de radio de los pobladores de la zona rural dispersa.
Las movilidades para el acceso a los servicios sanitarios se realizan al hospital rural de Río Mayo y en casos de mayor complejidad a Comodoro Rivadavia o Sarmiento. Si bien las derivaciones del hospital de Río Mayo se realizan a Comodoro Rivadavia, en el caso del acceso a la salud a través de medios personales, los habitantes de la localidad suelen escoger Sarmiento por la facilidad para conseguir turnos. Mientras que en el hospital de Comodoro Rivadavia el tiempo que transcurre entre la solicitud del turno y la atención suele ser significativo (varios meses en el caso de algunos servicios), en Sarmiento es menor por la prioridad que tienen los habitantes de los espacios rurales.
Cabe aclarar que algunos de los entrevistados acceden a las prestaciones por fuera de esas redes sanitarias consolidadas en el sistema de salud provincial,en otras ciudades de la región donde habita algún miembro del grupo familiar, por ejemplo en Esquel o Las Heras. No sólo porque las movilidades de los habitantes rurales suelen tener propósitos múltiples, y entre ellos los afectivos, sino también porque de esa manera disminuyen los costos de la estadía en la ciudad y/o se cuenta con el acompañamiento de los familiares. Así lo expresó Yolanda:
Viajo mucho a Las Heras y Comodoro Rivadavia porque voy a ver mis hijos. Se ir en el invierno a Las Heras, donde mi hijo, el año pasado me fui en marzo y volví en agosto (...). Me voy a atender al médico en Las Heras porque mi nuera me acompaña. Pero hay cosas que me tuve que hacer en Comodoro, porque allá no tienen,por ejemplo las resonancias... (Yolanda, junio de 2019).
Estrategias y prácticas en el acceso a bienes de consumo y otros servicios.
La localidad cuenta con almacenes de ramos generales, bares, hospedajes, comedores, una veterinaria y un cajero electrónico donde los habitantes de la localidad y del área rural dispersa acceden a bienes de consumo y servicios. No obstante, el acceso a objetos o servicios que no se ofrecen en los comercios de la localidad o que se ofrecen con valores muy superiores a los que tienen en otras localidades de la región, en casos se produce a través de las movilidades hacia ciudades de mayor jerarquía urbana. Tal es así que los entrevistados se han referido al acceso a bienes y/o servicios al representar los desplazamientos a Río Mayo, Sarmiento, Comodoro Rivadavia y Coyhaique en los socio-cartogramas y/o los dioramas.
Del lado argentino, los desplazamientos a Río Mayo son los más frecuentes y se producen con el objetivo de comprar en los mercados, la farmacia y las tiendas, cargar combustible, pagar el seguro del vehículo y comprar gas para uso doméstico, entre otros motivos. Por su parte, los desplazamientos a Sarmiento o Comodoro Rivadavia son menos frecuentes y se producen para realizar compras minoristas y mayoristas y acceder a servicios más especializados. Cabe agregar que Comodoro Rivadavia, por su condición de ciudad intermedia y centro urbano regional, tiene una mayor atracción sobre los pobladores de la Patagonia central.
Las movilidades hacia la ciudad de Coyhaiquese producen a modo de paseo de compras minoristas. Las mismas se realizan principalmente para adquirir bienes de consumo durables que por su calidad y/o valor justifican el viaje. Viaje que implica no sólo transitar unos 200 km -100 km de ida y 100 km de vuelta- sino también atravesar los controles aduaneros del paso fronterizo. Cabe aclarar que más allá de los discursos integracionistas de finales del siglo XX y las políticas internacionales que han buscado suprimir las “fronteras fractura” del período 1940-1980 (Benedetti, 2011), en la Patagonia central no se han producido grandes transformaciones en materia de integración binacional e, incluso, se ha llegado a percibir un fortalecimiento de los controles en algunos pasos fronterizos (Baeza, 2009).
En ese sentido, los pobladores entrevistados señalan que los viajes a Coyhaique se realizan para comprar electrodomésticos y, en menor medida, indumentaria y otros productos, y que la frecuencia de los mismos oscila en función del “tipo de cambio”, es decir, del valor del peso argentino en relación al peso chileno. Posiblemente y dada la gran devaluación que sufrió la moneda argentina en los últimos años, sea el “tipo de cambio” una de las razones de la ausencia de desplazamientos a la ciudad chilena que se observa en casi la totalidad de los dioramas que representan el comportamiento espacial de los pobladores durante el último año.
No obstante esas movilidades a las ciudades de mayor jerarquía en el sistema urbano de la Patagonia central argentino-chilena, también se producen movilidades para el acceso a bienes y servicios entre pequeñas localidades relativamente próximas. Esto se observa tanto en las movilidades de los pobladores de Ricardo Rojas hacia Aldea Beleiro como en las movilidades que realizan los habitantes de Aldea Beleiro hacia Ricardo Rojas. Mientras los desplazamientos a Aldea Beleiro se producen principalmente para la compra de combustible para los vehículos, los desplazamientos a Ricardo Rojas se realizan principalmente para utilizar el cajero automático del Banco del Chubut.
Cabe aclarar que el acceso a diferentes bienes a nivel mayorista y minorista también se produce a través de las movilidades que realizan individuos de otros lugares hacia Ricardo Rojas.
Por otra parte, entre las estrategias estatales que propician el acceso a bienes y servicios se destaca el “Plan Calor”, desarrollado por la administración provincial en conjunto con el gobierno local para la provisión de leña entre los sectores más vulnerables, y otras estrategias que facilitan el acceso a servicios bancarios y administrativos. Entre estas últimas estrategias se encuentran las prestaciones itinerantes del Banco del Chubut y de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). El “Banco Móvil” funciona en las instalaciones de uso administrativo de la Comuna durante un día de cada mes. Por su parte, una “Unidad de Atención Móvil” del ANSES funcionó en la localidad durante algunos días del año 2019, en el marco del Plan Nacional para Poblaciones Indígenas (NPPI).
Estrategias y prácticas en el acceso a la recreación.
La localidad cuenta con un gimnasio de gestión municipal donde se practican actividades deportivas y con una plaza en proceso de embellecimiento. En ese sentido, en las cartografías elaboradas colectivamente por los jóvenes del nivel secundario, esos lugares del pueblo aparecen entre los principales espacios destinados al ocio y la recreación.
No obstante, junto a esos lugares aparecen otros que no fueron creados para la recreación pero que reúnen condiciones que atraen a los jóvenes en los momentos de ocio, por ejemplo, el Juzgado de Paz cuenta con conexión a internet de acceso libre y en consecuencia su frente es representado como uno de los lugares elegidos para permanecer fuera del horario escolar.
Por fuera del pueblo de Ricardo Rojas los estudiantes marcaron lugares como el tramo del río Mayo ubicado a pocos metros del pueblo y establecimientos ganaderos de la zona enunciados como “el campo”.
El campo aparece como un lugar de recreación tanto en las representaciones visuales de los jóvenes como en los relatos de algunos entrevistados, pues es habitual que los pobladores se desplacen a algún establecimiento agropecuario para compartir momentos de ocio junto a familiares o amigos. Los jóvenes con familiares en el campo en casos permanecen en el establecimiento durante el receso escolar o durante los fines de semana. En esas estadías en el campo, la colaboración en el desarrollo de tareas domésticas o agrarias se combina con prácticas recreativas como “andar a caballo”.
Estrategias y prácticas en el acceso a los lugares de crianza, la cultura y las tradiciones.
Dada la “proximidad” entre El Chalía y Ricardo Rojas, los habitantes de las tierras de la comunidad se han relacionado con la localidad para el acceso a bienes y servicios y, en algunos momentos del proceso de despoblamiento de El Chalía, la han “elegido” como uno de los lugares de destino de las migraciones[3]. El siguiente testimonio de un productor de El Chalía da cuenta de esos procesos de éxodo desde las tierras dela comunidad y de sus implicancias demográficas:
La mayoría somos hombres solos, los familiares se han ido desparramando por todos lados, Ricardo Rojas, Río Mayo o Comodoro, algunos para Las Heras, la juventud se ha ido casi toda a las empresas (empresas del sector petrolero de la cuenca del golfo San Jorge). Pero hay gente joven igual, chicos que han salido de la escuela y los han traído los padres, acá tenemos nomás a___ que ha traído a los chicos y ya andan trabajando en las estancias de por día o mensual… (Miembro de la comunidad El Chalía, julio de 2015, extraído de Vazquez, 2017).
Por otro lado, algunos pobladores del Chalía que inicialmente migraron hacia otros pueblos o ciudades de la Patagonia central –Río Mayo, Sarmiento y Comodoro Rivadavia, entre otras localidades– o sus familiares, actualmente viven en Ricardo Rojas. Rosalía (70 años), por ejemplo, dejó las tierras de la comunidad a los 16 años y después de vivir en Comodoro Rivadavia y Pico Truncado, en el año 1977 se asentó en Ricardo Rojas.
En ese sentido, no sorprende que la relación con El Chalía y sus pobladores aparezca en la mayoría de las entrevistas realizadas en Ricardo Rojas. En los relatos orales surge que los desplazamientos de antiguos pobladores o familiares a algún puesto de El Chalía son frecuentes y se producen para participar de las prácticas ganaderas, visitar familiares, compartir con la comunidad e, incluso, participar de ceremonias y rogativas.
La historia de vida de Rosalía da cuenta de esas relaciones, pues ella no sólo vuelve a su puesto esporádicamente o a colaborar con las tareas domésticas en la época de la esquila y la señalada, sino que también encuentra sus orígenes en las prácticas domésticas cotidianas, por ejemplo, en el arte de tejer con la lana de las ovejas que tiene en su establecimiento agropecuario. Rosalía contó que las mujeres del Chalía vivían de los tejidos y recordó el momento en que comenzó a tejer:
...Mi mamá vivía de los tejidos en El Chalía, hacía matrones grandes y los vendía para comprar vicios (...). Una vez no teníamos nada y no teníamos para comprar porque mi mamá no podía terminar el matrón [manta tejida], ahí le dije que le ayudábamos con mi hermana y ya empezamos con los tejidos... (Rosalía, junio de 2019).
Entre los pobladores de Ricardo Rojas fuertemente arraigados a los orígenes y la cultura indígena se encuentran Margarita y Patricio, dos habitantes que pertenecen a la comunidad El Chalía y que con sus acciones propician el acceso de los jóvenes de la localidad a los orígenes y la cultura indígena. Margarita es trabajadora en salud comunitaria y tiene un puesto en El Chalía a cuarenta minutos de Ricardo Rojas, donde residen los fines de semana. Patricio es docente de los espacios de interculturalidad y agropecuaria de la escuela y representó en un diorama las movilidades a su puesto en El Chalía a lo largo de un recorte de tiempo organizado según el calendario anual tehuelche (ver figura N° 4).
En el diorama de Patricio se observa que los desplazamientos a El Chalía son frecuentes y las estadías suelen ser breves –no más de tres días e incluso durante el día, especialmente en verano cuando hay más horas de luz solar-, en ellas realiza algunas tareas y también participa de ceremonias y de rogativas a su dios.
Entre las acciones realizadas por Patricio y Margarita para acercar a los jóvenes a las prácticas culturales históricas y actuales de las poblaciones indígenas, se destaca, por ejemplo, la realización de un campamento intercultural en El Chalía. El campamento fue organizado desde el espacio de interculturalidad de la escuela y para los estudiantes de la misma, quienes permanecieron durante dos días en las tierras de la comunidad, participando de diversas actividades: juegos tradicionales, capacitaciones en medicina ancestral, etc. Cabe destacar que la organización del campamento generó la interacción y cooperación entre las pequeñas localidades de la zona -el transporte se realizó en vehículos de las comunas de Ricardo Rojas y Lago Blanco- y entre instituciones -escuela, policía, etc.- y miembros de la comunidad de Ricardo Rojas -docentes, padres, abuelos, etc.-.
Por fuera de la cultura ancestral, las fiestas locales son un componente importante de la identidad de las pequeñas localidades y generan movilidades entre las localidades y entre el campo y las localidades. En Ricardo Rojas se festeja “La Fiesta del Caballo Cuadrero”, una fiesta que se organiza de forma comunitaria en la primera semana del mes de marzo y atrae a un grupo numeroso de personas compuesto por pobladores del campo y habitantes de otras localidades de la Patagonia central. Del mismo modo, las fiestas celebradas en otras localidades del sudoeste de Chubut motivan desplazamientos de habitantes de Ricardo Rojas. En el diorama elaborado por Carla se puede observar que sus desplazamientos hacia las otras pequeñas localidades de la zona -Aldea Beleiro y Lago Blanco- fueron escasos en el año previo a la entrevista y que los mismos se debieron a las fiestas locales (ver figura N° 3).
Estas fiestas propician el acceso a la cultura y las tradiciones locales y regionales, motivan el contacto entre familiares y amigos dispersos en la Patagonia central y son significativas para los comerciantes y los prestadores de servicios de la localidad. Yolanda, por ejemplo, se refirió a la importancia de “La Fiesta del Caballo Cuadrero” para el funcionamiento de su posada:
Cuando hay fiesta acá, mucha gente viene a parar a mi casa y organizo baile y todo. Vienen de Las Heras, de Comodoro, de Sarmiento y de todos lados. Estoy todo el día cocinando. Ahí trabajo bien, como para vivir unos cuantos meses y comprar todo lo que voy a necesitar (Yolanda, mayo de 2019).
Vida cotidiana, experiencia espacial y representaciones
Antes de comenzar a analizar la vida cotidiana en Ricardo Rojas desde las representaciones de sus pobladores, es preciso aclarar que las mismas suelen ser diversas al interior de un grupo poblacional. Dicha diversidad se debe a las singularidades de la experiencia de cada individuo. Experiencia que es el resultado de las prácticas en diferentes momentos de una trayectoria vital, de los significados de esas prácticas en el contexto espacio-temporal de producción y de los significados que adquieren con posterioridad y, también, de la información recibida desde (y en relación a) determinados contextos espacio-temporales.
Por otro lado, la entrevista es una experiencia compartida entre el entrevistado y el entrevistador y, por lo tanto, las intervenciones de este último pueden propiciar, o no, la transmisión de su experiencia de vida en las palabras y los gestos (Tedesco, Sade, Caliman y Vieira, 2013).
En ese sentido, las representaciones de los habitantes de Ricardo Rojas en relación a su vida cotidiana, la conectividad y la accesibilidad no son homogéneas. Las mismas difieren principalmente en función de las edades, del acceso a la información, de su trayectoria personal, de su rol en la localidad, de la coyuntura que atravesaba la localidad cuando se realizaron las entrevistas e, incluso, de lo que construimos con el entrevistado durante esa instancia.
Las mejoras en la conectividad física de Ricardo Rojas surgieron en buena parte de las entrevistas individuales y colectivas realizadas con población adulta. Sin embargo, esas mejoras surgieron en el marco de reflexiones que tienen diversos espesores temporales y en relación a diferentes momentos históricos. Los adultos mayores experimentaron contextos regionales y condiciones técnicas más remotas y, en consecuencia, consideran un mayor espesor temporal.
Angel (76 años) y Ester (70 años) se refirieron a la conectividad física de Ricardo Rojas y sus habitantes, marcando diferencias con la conectividad que experimentaron en otros momentos históricos y en otros espacios. Angel fue transportista en los años cincuenta, en un momento de transición entre el uso de carros a tiro de caballos y el uso de camiones para el transporte de carga. De allí que se haya referido a las características de la movilidad en ese momento, destacando la importancia de los obstáculos físicos en el acceso a los bienes que el mismo transportaba:
Donde ahora es la plaza, había una familia de carreros. Y muchas familias tenían carros, hasta el 55 anduvo la mayoría de los carros (...). A los dieciséis años empecé a viajar a Chile con un camión modelo 52 y de Comodoro a Coyhaique tardaba cuatro días en invierno, porque el viaje se hacía por tramos. En el año 56 empecé a viajar a Buenos Aires, iba a buscar frutas y verduras, te imaginarás lo que tardaba en ir y volver... (Ángel, mayo de 2019).
Ester, que vivió en el campo durante su juventud y continúa vinculada al mismo, en su análisis de la conectividad de Ricardo Rojas indicó diferencias con la conectividad del campo, destacando situaciones de aislamiento que han experimentado los pobladores que habitan de forma dispersa en los establecimientos agropecuarios de la zona. No obstante la percepción de esas diferencias entre la vida en el pueblo y la vida en el campo, también observa mejoras en la conectividad física de los establecimientos.
El campo es muy bravo, yo no se lo aconsejo a los chicos, muy sufridos y muy solos (...). Habría que tener por lo menos unos buenos caminos. Por ejemplo acá en la zona de El Chalía ahora le manejan los caminos más o menos buenos, pero antes no se podía salir. Ahora estamos mucho más conectados, pero antes te acostumbrabas, porque había muchas familias cerca en el campo, en cambio ahora no porque quedan los hombres que cuidan el campo y nada más (...). Antes vivían las familias de los dueños, por ejemplo en mi caso vivían mis tías, mis primas (...). Ahora quedó un sobrino solo y no sé hasta cuándo (Ester, junio de 2018).
Por otro lado, los entrevistados se han referido a la difusión de la televisión y el teléfono y al arribo de las tecnologías de la información y la comunicación del siglo XXI. Jorge, jefe comunal de la localidad, se refirió al arribo de internet y su impacto en la vida cotidiana de los pobladores de Ricardo Rojas:
Tenemos teléfono fijo y tenemos internet, internet anda muy bien porque estamos conectados con la fibra óptica desde hace dos años (...). Casi todos tienen internet, le cambió la vida a todo el mundo, están todo el día conectados (...). Por eso te digo que esas cosas hacen que un pueblo avance y crezca (Jorge, junio de 2018)
Más allá que la conectividad adquirió una connotación fundamentalmente positiva y el aislamiento o el alejamiento una connotación negativa, Margarita se refirió a las consecuencias positivas del alejamiento, al destacar las bondades de la vida en los espacios rurales y en su puesto en El Chalía:
Mucha gente dice huy mirá como vivís vos, pero no me contagio de las enfermedades, no me contamino y estoy lejos de todos los problemas. La gente allá en El Chalía conoce lo que le pasan en la radio y nada más, y si querés la escuchás y sino no. Acá en Ricardo Rojas ya es distinto porque te influye la televisión y te influye todo... (Margarita, mayo de 2019).
Si bien los pobladores se han referido a las mejoras en la conectividad de Ricardo Rojas a raíz de los avances en las tecnologías de transporte, el mejoramiento de los caminos y el acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, no siempre vincularon esas mejoras con la superación de situaciones de alejamiento y/o aislamiento o con mejoras en la accesibilidad a bienes y servicios. Por un lado, porque no dejaron de destacar el estado de los caminos durante el invierno y sus consecuencias sobre la movilidad. Por otro lado, porque las reflexiones de los entrevistados en relación a la accesibilidad trascendieron las nociones físicas del concepto e introdujeron otras variables de análisis. Tal es así que de las reflexiones surgieron distancias sociales, afectivas y administrativas que condicionan el acceso a bienes y servicios.
Las distancias sociales no aparecen en los relatos con el sentido dado por Frémont (1974), es decir como distancias producidas por los procesos de fragmentación de la sociedad, sino como distancias generadas por el alejamiento físico de familiares, amigos y vecinos. Ester, por ejemplo, asocia al aislamiento con la soledad e incorpora en su análisis a los cambios en las relaciones sociales generados por el despoblamiento de los espacios rurales. El éxodo de familiares y vecinos puede generar situaciones de profunda soledad y destruir relaciones de cooperación y estrategias que han ayudado a superar obstáculos en el acceso a bienes y servicios, personas y lugares. En ese sentido, con el significado de la categoría de aislamiento que surge de la reflexión de Ester, las mejoras en la conectividad física no necesariamente rompen situaciones de aislamiento o alejamiento, ni se traducen en una mayor accesibilidad a bienes y servicios.
Las distancias que varían de acuerdo a la valoración de los lugares y la conexión afectiva con los mismos (Frémont, 1974) surgieron en las entrevistas individuales con los adultos mayores. En los adultos mayores se observó una marcada predilección por estar en el pueblo e incluso cierto rechazo hacia lo que conciben como vida urbana. De esa manera, el arraigo de estos pobladores se traduce en una distancia afectiva con las ciudades. Una distancia que profundiza el alejamiento y dificulta el acceso a los servicios que no se prestan en la localidad. Los trabajadores del puesto sanitario confirmaron esta última conjetura: "...a los abuelos a veces los tenemos que convencer y hasta engañar para sacarlos de acá, porque no se quieren ir a atender a Río Mayo y menos si se tienen que quedar muchos días..." (Trabajadores del puesto sanitario, mayo de 2019).
La distancia a las administraciones del gobierno provincial emerge de los testimonios de los trabajadores de la salud y la educación. Los trabajadores entrevistados enfatizaron en los problemas del sector y en los obstáculos que deben sortear los habitantes de Ricardo Rojas para acceder a esos servicios en el contexto de crisis y ante la pasividad de las administraciones de la provincia. Mabel, directora de la escuela, se refirió a algunos de esos problemas:
Son lugares muy olvidados, se hace lo que se puede con lo que se tiene (...). Salir de acá cuesta un montón porque no hay transporte. Contábamos con un transporte dos veces por semana pero ya no. Cada vez nos vamos quedando más solos (...). Hasta el año pasado venían los médicos cada quince días y ahora no (...). En la escuela tenemos dos chicos con necesidades especiales y tenemos un cargo de maestro especial sin cubrir... (Mabel, junio de 2018).
En el testimonio de Mabel surgió la idea del aislamiento como soledad presente en la reflexión de Ester. No obstante, el sentimiento de soledad de Mabel se asocia a la pasividad del gobierno provincial en el mejoramiento de algunos servicios y en la reactivación de otros, como por ejemplo del servicio de transporte colectivo de larga distancia suspendido por la empresa de transporte debido a la interrupción del pago de los subsidios.
En síntesis, al abordar la accesibilidad a bienes y servicios en diálogo con los pobladores no sólo surgen las distancias y los obstáculos físicos, sino también las distancias sociales producidas por los procesos de despoblamiento y los cambios en los sistemas de relaciones sociales, las distancias afectivas que resultan del arraigo local y la valoración negativa de los lugares y, por último, la distancia con las administraciones de la provincia en un contexto de crisis provincial.
Conclusiones
El análisis de las estrategias y las prácticas de acceso se realizó con énfasis en la dimensión espacial y, por lo tanto, dio cuenta delas movilidades espaciales que se producen “en”, “desde” y “hacia” Ricardo Rojas. No obstante, debido al tamaño de la localidad y su jerarquía en el sistema urbano regional, se focalizó en las movilidades que vinculan a Ricardo Rojas con múltiples espacios urbanos y rurales de la Patagonia central argentino-chilena. Movilidades que se producen hacia o desde diferentes lugares y con diferentes motivos. Las movilidades desde el pueblo y hacia el campo se producen con motivos laborales y/o en momentos destinados al contacto con familiares y amigos, al ocio y la recreación, pero también para el acceso a los orígenes y la cultura como se pudo observar en las relaciones de algunos pobladores con las tierras de la comunidad indígena El Chalía. Por otro lado, las movilidades de los pobladores desde el pueblo y hacia localidades de mayor jerarquía en el sistema urbano de la Patagonia central se producen principalmente para el contacto con familiares y el acceso a bienes y servicios sanitarios y educativos. Por último, entre las movilidades hacia Ricardo Rojas que propician el acceso de sus pobladores a lo material y lo simbólico, son destacables aquellas que se producen por las prestaciones itinerantes que propician el acceso a la educación secundaria, a servicios de salud, a servicios bancarios y servicios administrativos.
Entre las estrategias de los pobladores es marcado el predominio de estrategias de tipo personal e interpersonal por sobre las estrategias de tipo comunitario. A diferencia de las estrategias comunitarias, las estrategias interpersonales están basadas en el capital social individual y, por lo tanto, son vulnerables a los cambios. Un claro ejemplo de esa vulnerabilidad se encuentra en el caso de las estrategias interpersonales de cooperación empleadas por tres estudiantes de nivel superior para acceder a la educación en un Instituto de Formación Docente que funciona en Río Mayo, pues la estrategia de compartir el vehículo y los gastos del viaje resultó efectiva hasta que dos estudiantes emigraron de Ricardo Rojas y, en consecuencia, la estudiante restante abandonó su formación terciaria.
Las estrategias del Estado y sus dependencias son múltiples pero se observan inconvenientes en la implementación de algunas de ellas y/o cierta falta de regularidad en las prácticas. La falta de objetos técnicos –por ejemplo de la ambulancia 4x4 necesaria para la movilidad en la zona rural dispersa-, la existencia de objetos inactivos o con una funcionalidad restringida -TICS para el trabajo en la escuela sin programar, equipos de comunicación de defensa civil que funcionan en canales de uso restringido, etc.- y la falta de empleados estatales -enfermeros para relevos y profesores de educación especial, entre otros- hacen que la implementación de las estrategias desarrolladas para el acceso a los servicios sanitarios y educativos no sean implementadas con la eficiencia deseada. Por otra parte, la regularidad en la implementación de algunas estrategias parece depender de la situación económica provincial, tal es así que en el contexto de la crisis provincial ha cambiado la frecuencia de algunas prestaciones itinerantes y se ha interrumpido el servicio de transporte colectivo de pasajeros de larga distancia por la falta de pago de los subsidios a la empresa que presta el servicio.
En ese sentido, así como surge la necesidad de transformar estrategias interpersonales en estrategias comunitarias para que las prácticas de cooperación trasciendan a los individuos y las condiciones que las generaron, también surge la necesidad de introducir mejoras en la implementación de las estrategias estatales que aseguren mayor eficiencia y regularidad en las prácticas. Con esas acciones, se fortalecerían las relaciones sociales y se mejoraría la accesibilidad, contribuyendo con la superación de ese sentimiento de aislamiento como “soledad”.
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Notas