Dossier
JÓVENES Y PROYECTOS DE FUTURO. ENTRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y EL TRABAJO EN CAÑUELAS, PROVINCIA DE BUENOS AIRES
JÓVENES Y PROYECTOS DE FUTURO. ENTRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y EL TRABAJO EN CAÑUELAS, PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Estudios Rurales. Publicación del Centro de Estudios de la Argentina Rural, vol. 10, núm. 19, 2020
Universidad Nacional de Quilmes
Recepción: 18 Diciembre 2019
Aprobación: 18 Junio 2020
Resumen: Este artículo aborda la construcción de la educación superior en tanto opción en los proyectos de futuro de un grupo de jóvenes en la localidad de Cañuelas, en dos momentos de sus vidas. La investigación se realizó en dos etapas: durante 2008-2010 –mientras los jóvenes cursaban su último año de escuela secundaria– y desde 2018 –entrevistando a algunos de estos jóvenes a diez años de su egreso y también a funcionarios municipales. Desde un abordaje etnográfico concluimos que, si bien la educación superior se construye como opción legitimada por la escuela y las políticas municipales, deja de tener un valor central a diez años del egreso.
Abstract: This article analyzes the presence of universities in young people’s “projects of future”, in the context of socio-productive structure´s transformations in Cañuelas (2008-2019). From an ethnographic investigation, the plot that configures the options and the way in which they are incorporated into their projects at two moments in their lives are addressed. We recreate the context that result from the practice of youth, companies and municipality in which productive and training processes are articulated. The research was carried out in two stages: during 2008-2010 while the young people were in their last year of high school and since 2018 interviewing some of these young people - after ten years of graduation - and also municipal officials. We conclude that higher education is differentially constructed as an option, without being linearly linked to the policies designed by the Municipality.
Keywords: Proyecto de futuro, Jóvenes, Educación superior, Presencias estatales, Transformación del contexto rururbano, Project of future, Youth, Higher education, State presences, Transformation of the rural, Urban context.
Introducción
Las transformaciones de la estructura social agraria conllevan discusiones sobre la pertinencia de la categorización de los contextos rurales y urbanos como oposición (Venturini, Rodríguez y González Roura, 2019; Barsky, 2005; Barros, 1999). La asociación del desarrollo de la industria y la producción agraria, la conformación de cadenas y complejos agroindustriales, la importancia de la innovación tecnológica, la creciente incidencia de la mano de obra urbana en el campo, el empleo rural no agrícola y la multi-ocupación entre los productores agrarios son características de las relaciones sociales de producción que conectan lo rural y lo urbano poniendo en tensión dicha oposición (Neiman y Craviotti, 2006). Cañuelas es un espacio privilegiado para observar los modos en que estos procesos configuran las oportunidades y límites de los proyectos de futuro de los jóvenes, tanto en lo que respecta a su inserción laboral como a las posibilidades de realizar estudios superiores.
Durante décadas, los estudios sobre juventudes quedaron circunscritos a las grandes ciudades, asumiéndose que los procesos de migración volvían a los jóvenes rurales[1] una categoría social y etaria en desaparición. Actualmente, estos estudios están dejando de considerar a los jóvenes como una promesa demográfica y comienzan a visibilizarlos como un actor en tiempo presente y heterogéneo (Roa, 2015; Caputo, 2006;Chaves, 2009).
Diversas investigaciones dan cuenta de las dificultades de los jóvenes para acceder y finalizar sus estudios secundarios y superiores (Weiss, 2012; Chaves, 2010; Kessler, 2002; Saccone, 2016) y para ingresar al mercado de empleo (Jacinto y Chitarroni, 2010; Carbonari, 2018). En contextos rur-urbanos estas dificultades se asocian a procesos relacionados con las trayectorias de migración de sus familias; a la condición de clase, género y etnia; y al lugar que ocupan los y las jóvenes en las relaciones intergeneracionales, familiares y comunitarias (Gonzáles y Roman, 2012;Neiman, 2001).
La oferta de educación superior continúa siendo insuficiente y las distancias y las condiciones de vida les impiden trasladarse diariamente a los grandes centros urbanos en pos de un mayor acceso a los estudios del nivel (Levinson, 2002; Weiss, 2012; Pérez Expósito, 2013). A pesar de los obstáculos, la formación superior detenta un lugar central en los proyectos de futuro al momento del egreso de la escuela secundaria. Si bien en la última década se ha dado un proceso de ampliación de la educación superior (Petz, Hindi, Cervera Novo, Corvatto y Giraudo, 2016), ésta ha adquirido características diferenciales en distintos sectores del país. En contextos rururbanos está signada por la negociación entre universidades, municipios y sectores productivos (Carbajal, Pérez, González y Dacuña, 2019).
Este trabajo busca comprender, desde un enfoque etnográfico, los proyectos de futuro de los jóvenes en contextos rururbanos, documentando cómo se configuran y son vividas cotidianamente las oportunidades educativas reales (Gentili, 2012) por los jóvenes y los adultos que los acompañan. Retomamos los aportes de la etnografía educativa latinoamericana (Cerletti, 2017), la cual sostiene que el paso por la escuela deja huellas en las experiencias de los sujetos. Las mismas se expresan de manera particular, en el marco de procesos de co-contrucción de los contextos y las subjetividades (Achilli, 2005). Este enfoque se centra en el análisis de la vida cotidiana (Heller, 1972), en tanto entramado histórico de significaciones y apropiaciones de los sujetos en torno a las condiciones contextuales. En este sentido, la etnografía no pretende ser generalizadora, sino construir un análisis interpretativo a partir de la documentación de “un conjunto de prácticas, relaciones y significaciones diversas y heterogéneas, que construyen sujetos particulares al interior de una realidad concreta” (Achilli, 2005, p.22).
Diversos estudios examinan, desde distintos enfoques teórico-metodológicos, la relación entre jóvenes, trabajo y escolarización a partir del análisis de trayectorias individuales y expectativas de los jóvenes. Estas investigaciones consideran al entorno familiar y las posiciones estructurales que condicionan sus oportunidades, sustentándose en teorías que sostienen que la ideación predispone y precede a la acción (Guichard, 1995). Desde un enfoque cuantitativo, algunos estudios realizan seguimientos de cohortes de egresados y análisis retrospectivos que reconstruyen las trayectorias laborales y educativas de los jóvenes luego del egreso (Filmus et al., 2004; Miranda et al., 2007;Riquelme y Razquin, 1999). Perspectivas cercanas, desde un enfoque cualitativo, se basan en entrevistas y grupos de discusión (Aisenson, 2011; Kessler, 2002).
A diferencia de estos trabajos, proponemos explorar los proyectos de futuro de los jóvenes a partir de un enfoque etnográfico (Willis, 1988; Levinson, 2002; Pérez Expósito, 2013; Hirsch, 2016), que nos permita documentar las experiencias de los sujetos a través de prácticas y sentidos que en su trama cotidiana articulan dimensiones históricas, estructurales y locales. Presuponemos que la reproducción social toma forma y vida en acciones, pensamientos y sentimientos que le dan contenido a la cotidianeidad (Heller, 1972; Williams, 2009). Este contenido implica para los sujetos “experimentar sus situaciones determinantes, dentro del conjunto de relaciones sociales con una cultura y unas expectativas heredadas, y modelar estas experiencias en formas culturales” (Thompson, 1984, p.37-38). De esta forma, en su vida cotidiana, los jóvenes parten de sus experiencias para proyectar su futuro, pero también de las expectativas de otros –tanto jóvenes como adultos– que construyen las opciones legítimas para los proyectos de futuro. Es decir, retomando a Willis (1988), en dichas experiencias y expectativas se conforman conjuntos de opciones y elecciones que se estructuran y se transforman, contribuyendo a generar nuevas opciones y recrear las ya existentes.
La presencia de una concepción meritocrática, vinculada a la escolarización de los jóvenes como medio de promoción social, opera fuertemente (Pérez Expósito, 2013) durante la finalización de la escuela secundaria, marcando “el paso de la irresponsabilidad a la responsabilidad, de una alegre adolescencia a una época donde hay que comenzar a pensar en las futuras obligaciones del adulto” (Criado, 1998, p.90).
Estas responsabilizaciones hacen visible la dimensión moral (Heller, 1972) de las preguntas sobre el futuro, que se expresa en la imposibilidad de muchos jóvenes de imaginar un proyecto de futuro que sea una opción legítima y a la vez realizable. A través de las preguntas y respuestas que los jóvenes reciben en la cotidianeidad escolar, se asientan en sus proyectos mandatos sociales y expectativas de los adultos que se preocupan por orientarlos, a través de estrategias especialmente diseñadas y también en conversaciones informales.
Retomando a autores como Thisted (2010) y Williams (2009), podemos afirmar que los sentimientos de ansiedad, angustia, desinterés o preocupación –entre otros registrados– son producciones sociales singularizadas. En este sentido, por formularse de manera singular, la pregunta por el proyecto de futuro invisibiliza las relaciones sociales sobre las que se asienta la experiencia cotidiana de los jóvenes. Los sentimientos que emergen de esta individualización y moralización son producto de un intento por abordar los proyectos personales, en el marco de procesos de reproducción social cada vez más desiguales. En este contexto, se les propone una trayectoria en la que sólo cuenta el mérito individual logrado a través de la preparación y la certificación que obtuvieron con el diploma secundario (Willis, 1988).
En este sentido, pensaremos las estrategias diseñadas en la escuela y las presencias estatales (Neufeld, 2010) municipales en los proyectos de futuro de los jóvenes. Entendemos al Estado como un entramado de relaciones específicas y heterogéneas que deja una huella particular en la configuración social local y que, por tanto, no se expresa solamente a partir de leyes y normativas, sino también a partir de intervenciones y prácticas que ponen de manifiesto su presencia cotidiana. Respecto a la relación de los sujetos con las políticas estatales, retomamos la línea planteada por Justa Ezpeleta y Elsie Rockwell, según la cual los sujetos no reaccionan ante las acciones del poder estatal de modo homogéneo, unidireccional y predecible (Bourdieu, 1993; Ezpeleta y Rockwell, 1985; Trouillot, 2001).
Así, desde un enfoque etnográfico, analizar los proyectos de futuro de los jóvenes implica analizar también las preguntas y orientaciones construidas histórica y contextualmente, en las que subyacen mandatos sociales que le otorgan valor a la educación superior como punto de partida para proyectos de futuro exitosos y por tanto legitimados socialmente. Reflexionaremos sobre la variación de esta valoración en los últimos diez años en la localidad de Cañuelas, en el marco de la transformación de los contextos rur-urbanos, y de las cambiantes presencias estatales vinculadas a la promoción de empleo y de educación superior.
Cañuelas, “Tierra de Oportunidades”: articulaciones entre educación y trabajo
Como planteamos en la Introducción, Cañuelas se caracteriza por dinámicas cotidianas que tensionan la oposición categorial entre contextos rurales y urbanos, volviendo difusos los límites entre la ciudad y su entorno rural. Desde 1990 se presenta una discusión en torno a las definiciones espaciales de la región periurbana (Barsky, 2005), tanto respecto a los usos de los suelos como a los procesos de cambio de las estructuras socioeconómicas y la experiencia subjetiva de los sujetos.
Estos espacios se definen a partir de la presencia de urbanizaciones cerradas, asentamientos informales, áreas flori-hortícolas, actividades extractivas (canteras y hornos de ladrillo artesanal) y parques industriales. Este proceso de urbanización del campo también está asociado a una valoración positiva del mismo, por lo que se desarrolla un doble movimiento de población hacia los espacios rururbanos[2]: afluencia de sectores que migran desde el campo por la disminución de posibilidades laborales tradicionales y la desconcentración de la población de las grandes ciudades (Venturini et al., 2019).
Barrios considera –con un criterio censal– que en el área de estudio confluye población rural dispersa, población aglomerada y población urbana. Esta confluencia lleva a la pervivencia de paisajes y tradiciones que guardan el encanto de lo rural pero en el marco de formas de vida predominantemente urbanas. En ese sentido, la autora reconoce la presencia de conflictos, al existir más de un lugar en sólo territorio (Barrios, 1999). La superposición en el territorio de gradientes de rentas del suelo urbanas, industriales y rurales, en tanto lógicas económicas, tiene un correlato en lógicas políticas y sociales que “incluyen pautas de consumo del espacio por parte de distintos grupos sociales, variables culturales y decisiones políticas –administrativas o de gestión–” (Venturini et al., 2019, p.18). Según Venturini et al. (2019), estas características impulsan la implantación de formas y funciones urbanas en espacios de características tradicionalmente rurales, en el marco de procesos socioculturales que componen el paso gradual entre ambos espacios, por lo que los autores sugieren que prestar atención a esta particular diversidad puede ser fundamental a la hora de pensar intervenciones desde la planificación territorial por parte del Estado.
Retomando esta discusión, describiremos las estrategias planificadas por el Municipio de Cañuelas para abordar la relación entre educación y trabajo. Tendremos en cuenta la diversidad de sectores sociales –y sus intereses– a la hora de orientar a los jóvenes durante su egreso de la escuela secundaria, momento en el que la formulación de proyectos de vida es una preocupación central.
Ubicada a 66 km al sur oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Cañuelas es la ciudad cabecera del Municipio[3] y presentada como la “Tierra de Oportunidades” en su cartel de acceso. Se encuentra en el límite de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA). En ella confluyen distintas rutas nacionales (RN3 y RN205) y provinciales (RN6), una autopista que la comunica con la CABA (por la que también circulan tres empresas privadas de combis) y distintos servicios de transporte públicos que la comunican con el sur y el oeste (Ferrocarril Roca y líneas 51, 88 y 128) del conurbano bonaerense.
Históricamente fue considerada la cuna de la industria lechera nacional (Barsky, 2005; Barros, 1999) por lo que esta tradición tiene un lugar importante en el museo local, las ferias organizadas por la sociedad Rural, la Feria de Emprendedores (realizada por pequeños productores en Uribelarrea), las Fiestas Populares y la “Expo Cañuelas” –en la que se elige todos los años a la Reina del Dulce de Leche–. En todas estas actividades el Municipio asume la coordinación y promoción.[4] Cañuelas es parte de la cuenca del abasto, conformada por explotaciones del sector lácteo que hasta la década del 60 insumían gran cantidad de mano de obra. A partir de las transformaciones sufridas –profundizadas en la década del 80–, el Municipio desplazó a gran parte de la población rural. Según Barros, la racionalización de la actividad agraria de la zona vinculada a la construcción de vías de acceso rápido produjo un cambio en la forma de vida. Las explotaciones agropecuarias se reconvirtieron según los parámetros de exigencias tecnologías y productivas hacia fenómenos inmobiliarios relacionados con la residencialidad, el ocio y el turismo, en las zonas más vinculadas con las ciudades (Barros, 1999).
En la última década, con el objetivo de incorporar mano de obra local, hubo una importante promoción por parte del Municipio para el crecimiento del Parque Industrial –ubicado en las afueras de la ciudad–, para lo cual se ha otorgado la exención de tasas municipales.[5] Entre las empresas que se instalaron se destacan Würth, Siemens, Samsung –orientadas a la producción de herramientas y tecnología–, entre otras de menor envergadura. Este desarrollo del sector industrial trajo aparejada la apertura de hospedajes en la ciudad para albergar a gerentes extranjeros y trabajadores temporales de las empresas. Dos grandes empresas ya han tenido influencia en la zona desde hace varias décadas. Molino Cañuelas, fundada en 1931, es una de las principales industrias productoras y exportadoras de aceite y harinas de Argentina. Por otro lado, Mercedes Benz, ubicada en González Catán desde 1956, provee a los trabajadores de un servicio de combis que los lleva desde Cañuelas hasta la planta desde hace varias décadas. Ambas empresas han tenido convenios de pasantías durante la década del noventa[6] con las dos escuelas secundarias públicas más antiguas de Cañuelas, “la Técnica” ETNº1 y “la Normal” ESN°3.
Según sostienen en su página web, desde la Subsecretaría de Producción obran de facilitadores y articuladores de las acciones necesarias para promover el desarrollo local.[7] Actualmente, se ocupa de la relación entre educación y trabajo por medio de dos de sus líneas de acción: la participación en el Consejo Provincial de Educación y Trabajo (COPRET) a través de una Mesa Distrital y de la organización de la Mesa de Producción de Cañuelas[8].
“Uno de los principales objetivos es poner al sistema educativo en función del trabajo, de la producción y detrás de un proyecto nacional. Tenemos que poner al sistema educativo en función de lo que se produce en cada lugar, de las economías regionales para que sea rentable para quienes producen y para que también sirva para que no desarraiguemos más a nuestros hijos del campo, o de la comunidad en la que viven. Dentro de la gran interacción que la mesa distrital propone estamos trabajando con: Unión Industrial Cañuelas, Centro de Formación Profesional, CEA, INTA, Centros de Formación privados, Inspectora Jefe de enseñanza, referentes de Establecimientos Educativos y representantes de empresas locales y regionales.[9]”
Esta compleja trama rururbana, en la que conviven distintos grupos sociales con formas de vida heterogéneas, implica decisiones políticas y de gestión por parte del Estado municipal, entre las cuales se encuentra poner al sistema educativo en función del trabajo para no desarraigar a los jóvenes de sus comunidades.
La configuración de las opciones para el futuro: poner al sistema educativo en función del trabajo
Como planteamos previamente, el acceso de los jóvenes a la educación superior y al trabajo es una problemática extendida que adquiere particularidades en distintos contextos. Distintos estudios dan cuenta de que la expansión de la escolarización en contextos rurales ha sido producto de políticas educativas, en respuesta a demandas de las comunidades relacionadas con el arraigo de los jóvenes en sus comunidades de origen (Cragnolino, 2001; Plencovich et al., 2009; Gutiérrez, 2012).
En este apartado, daremos cuenta de la transformación de la oferta de educación superior del distrito a partir de las gestiones municipales y de los modos en que es comunicada a los jóvenes. Asimismo, indagaremos su variación en la última década, reflexionando en torno a cómo este proceso construye a la educación superior en una opción legítima para los proyectos de futuro de los jóvenes por parte del Municipio.
Según lo relevado en entrevistas realizadas a docentes y a funcionarios locales, cursar estudios superiores para los jóvenes del distrito no era una posibilidad en todos los casos[10]. Implicaba grandes gastos de viáticos y/o alquileres dado que la oferta local era muy escasa. La única opción de educación superior era el profesorado que funcionaba en “la Normal”. Es por esto que, a partir de la década del 90, la Secretaría de Juventud crea y gestiona la “Casa del Estudiante”, alquilando un inmueble en la ciudad de La Plata. Según explican funcionarios de dicha Secretaría, en la misma –de acuerdo al año– hay lugar para entre 8 y 18 jóvenes. “Esta línea surge porque la única institución de educación superior en la localidad es un Instituto de Formación Docente, que funciona en el mismo edificio que la ESN°3, y no cubría la expectativa de los jóvenes. Es una política con poca difusión (solo en los medios oficiales) dado su escaso impacto en relación a la cantidad de población”.[11]
Durante el año 2009, y hasta 2017, se realizó la feria “Definiendo tu Futuro”, coordinada por el ROTARACT-Rotary Club. La feria fue declarada de interés general y de asistencia obligatoria para les jóvenes del partido por el Consejo Escolar y fue auspiciada por la Secretaría de Juventud de la Municipalidad. Ofrecía charlas y stands de Institutos Terciarios, Universidades de la zona sur y oeste del conurbano bonaerense y la CABA, institutos de formación no terciarios ente los que relevamos más de veinte instituciones con la totalidad de su oferta de carreras disponible. También stands de sindicatos y de grandes empresas que tienen influencia en la zona, las cuales también auspician la feria – Mercedes Benz, Molino Cañuelas, Carnix y Coca Cola, ente otras–. En ese período, la UNLZ y la UNLP daban, esporádicamente, algunos cursos en la ETN°1.
En el discurso de apertura de la primera edición de la feria, uno de los organizadores de la actividad sostiene que el objetivo de la misma es “ayudarlos a dar un paso hacia el futuro… En el marco de una sociedad global cada día más compleja, el futuro está en la capacitación, en los avances tecnológicos, necesarios para progresar. (…) La feria busca establecer el contacto, tan necesario, entre la educación y la industria y articular a las empresas con los trabajadores” (Registró Septiembre de 2009).
Según lo charlado en una entrevista a una de las organizadoras de este espacio, la feria se realizó hasta el año 2017. A partir de 2015, “Definiendo tu Futuro”, se reorientó a una nueva actividad a partir de la cual los alumnos del último año comparten una jornada laboral con un profesional según sus intereses personales, ya sin el carácter obligatorio que tenía en el formato feria.[12]
Desde el año 2019, la feria de universidades la organiza la Secretaría de Producción, Empleo y Asuntos Agrarios de la Municipalidad. Esto marca un cambio respecto a la promoción de la educación superior en el Municipio. Si bien la dinámica de la feria organizada por la Municipalidad es similar a la diseñada en “Definiendo tu Futuro”, ya no participan empresas ni sindicatos (Registro, octubre de 2019). Las Universidades e Institutos de Formación Superior se han reducidos a un grupo menor, integrado por instituciones que se instalaron en la localidad a instancias de negociaciones con el Municipio.[13] A partir del año 2018 comenzó este diálogo en torno a la oferta educativa de nivel superior, conformándose un “Cluster de Universidades” en 2019 integrado por anexos o sedes de universidades nacionales, provinciales y privadas en la ciudad con una selección de carreras consensuadas en el COPRET distrital y en la Mesa de Producción.[14]
Según entrevistas a distintos funcionarios de la Secretaría de Producción, Empleo y Asuntos Agrarios, la coordinación con las universidades mencionadas busca “fomentar el desarrollo productivo, impulsar el turismo y el parque industrial y dar marco a la pronta instalación del Mercado de Hacienda y una planta de biodiesel”.[15]
Además de la promoción de estudios superiores, esta misma Secretaría –desde la Subsecretaria de Empleo– realiza otras dos líneas de acción, que buscan acompañar las posibilidades de inserción laboral. Una de ellas es la recepción y preselección de Curriculums Vitae (CV) en la Subsecretaría. Quienes dejan sus CV son entrevistados y derivados a las distintas empresas de la zona, para una nueva entrevista. También son convocados a participar de cursos de Formación Profesional[16], organizados por la Subsecretaría en el marco de distintos programas de empleo. Los cursos tienen como requisito haber terminado la primaria completa, aunque en algunos pocos casos implica realizar alguna prueba de nivel o tener certificado alguno de otros cursos con anterioridad[17].
En los párrafos anteriores describimos espacios y actores que articulados a través del Municipio que conforman la oferta de formación para el trabajo y de educación superior locales. Estas ofertas tienen como objetivo articular las prácticas formativas a las prácticas productivas. A partir de las Ferias de promoción de educación superior se busca orientar a los jóvenes hacia la elección de profesiones relacionadas al desarrollo productivo local en el marco de la educación superior. Sin embargo, notamos en la segunda versión de la feria una ausencia de propuestas relacionadas con salidas laborales que excluya la educación superior. Estas presencias estatales (Neufeld, 2010) instalan, limitan y posibilitan la inclusión de opciones en los proyectos de los jóvenes legitimando unas por sobre otras.
De la secundaria a la universidad o al trabajo: los proyectos de vida de los jóvenes
Al inicio de este artículo, propusimos abordar los proyectos de futuro de los jóvenes a partir de su entramado cotidiano. En los apartados anteriores dimos cuenta de los propósitos y estrategias diseñados por el Municipio para articular la propuesta educativa a la dinámica productiva local, poniendo a la educación al servicio del trabajo. En este apartado, analizaremos las opciones construidas en el marco de la cotidianeidad escolar en relación con los proyectos construidos los jóvenes al finalizar la secundaria y las pondremos en relación con sus experiencias y construcciones de futuro a diez años de su egreso.
La escuela secundaria en la cual se realizó el trabajo de campo es reconocida como la escuela histórica y modelo de la zona. Es la segunda escuela secundaria más antigua del distrito, que ya contaba con una técnica[18]. Inicialmente fue una Escuela Normal y hacia mediados de los 60 abrió la orientación Perito Mercantil. Según entrevistas realizadas a docentes y a algunas egresadas de la primera cohorte de la escuela, la apertura de la Normal en la década del 60 fue producto de las acciones de un grupo de madres que procuraron que sus hijas pudieran acceder a la educación secundaria para conseguir luego un mejor empleo sin viajar a otras localidades.[19] Esto último no sólo implicaba una gran inversión en viáticos u hospedaje (dado que las escuelas se encontraban ubicadas a más de 25 km.), sino también que los jóvenes estuvieran largas jornadas fuera de sus casas (desde las 5 de la mañana a las 5 de la tarde aproximadamente).
La comisión fundadora recorrió pasillos de Ministerios y oficinas privadas de funcionarios para fundar la escuela. Según las entrevistas, fue fundamental el apoyo de vecinos importantes[20], del Intendente y de algunos legisladores para concretar la habilitación de la escuela. Este apoyo no sólo era político, sino económico: una familia cedió una casa, otros aportaron para pagar los primeros sueldos. Una de las entrevistadas comenta que
“en ese entonces [refiriéndose a la década del 60] Cañuelas era un pueblo, era próspero, pero era un pueblo. Los jóvenes escuchábamos a la gente grande, aunque no fuera nuestra familia…. Y siempre nos preguntaban cómo nos iba en la escuela (…) insistían en que terminar la escuela era fundamental para tener un buen trabajo (…) todos aportaban porque el que no tenía hijos en la escuela, sabía que los iba a tener en algún momento. Que hubiera escuela, era un progreso para el pueblo en general” (Entrevista realizada a egresada de la primera cohorte de la escuela normal, junio de 2008).
Actualmente, esta escuela es una unidad académica que abarca desde el nivel inicial hasta la formación docente de nivel superior. La escuela secundaria tiene tres orientaciones en escuela: Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencias Naturales y Exactas y Gestión y Economía. Cada orientación tiene cursos en ambos turnos.[21] A diferencia de sus inicios, en los cuales los jóvenes estudiantes provenían del Distrito, durante el trabajo de campo pudimos registrar que también procedían de localidades del sur (2) y oeste (4) del conurbano bonaerense, de otras localidades del partido (4) y de chacras cercanas a la ciudad (2).
Durante 2008, la totalidad de los jóvenes que integraban este curso vivía con sus familias: hermanos, padres y madres[22]. La mayoría de los estudiantes era primera generación de egresados del nivel secundario: pudimos relevar una estudiante cuyos padres eran veterinarios y varios casos (6) de madres docentes de inicial, primaria y secundaria. Respecto a quienes vivían en la ciudad de Cañuelas y otras localidades del Partido (Levene, Vicente Casares), los adultos a cargo eran mayoritariamente empleados en barrios privados (petiseros, electricistas), camioneros, trabajadores de frigoríficos y granjas de pollos, empleados en Mercedes Benz y en el Molino. En cuanto a las madres atendían en comercios, o eran camareras en las parrillas y hoteles de la zona. Gran parte de las mujeres eran amas de casa (11) y, en menor grado, algunas de las familias tenían sus propios comercios a los que se abocaba la familia completa.[23]
Casi la mitad de las familias (10) habían realizado mudanzas ligadas a las trayectorias laborales familiares de los adultos (6 en la misma región, en 3 provenían de provincias del norte del país y una de las jóvenes venía de Bolivia). Tenían antecedentes de trabajo agropecuario en tambos, chacras o en granjas de pollos de la zona o en sus lugares de origen pero en 2008 residían en la ciudad o algunas localidades cercanas y se desempeñaban en empleos de carácter urbano. Según refieren los jóvenes –en las entrevistas y en conversaciones informales durante el trabajo de campo– estas mudanzas se debieron a que habían sido despedidos o se habían cansado de la inestabilidad del trabajo golondrina y de la dureza de las exigencias físicas del trabajo y querían quedarse en un lugar para que sus hijos tuvieran mejor acceso a la escuela y consiguieran mejores trabajos luego. Entre los jóvenes, 6 manifestaron realizar reemplazos a sus padres y madres (o compañeros de ellos) o trabajar los fines de semana o a contraturno. En cambio, las familias de los jóvenes de afuera, es decir del conurbano bonaerense, tenían pequeños comercios y emprendimientos productivos familiares (zapateros, talleres mecánicos) o eran albañiles. En estos casos, los jóvenes colaboraban en dichos emprendimientos.
Durante el trabajo de campo, registramos que la escuela secundaria era uno de los espacios privilegiados para que los jóvenes reflexionaran en torno a sus proyectos de futuro, dada la multiplicidad de actividades diseñadas para orientarlos en la formulación de sus proyectos y las charlas informales que también pudimos registrar. Se realizaban charlas de orientación vocacional, armado de CV, una caja en la biblioteca con folletos sobre universidades y terciarios. También eran frecuentes las conversaciones con les docentes, en clase o en recreos, y los permisos otorgados a los estudiantes –todos varones– para salir antes de clase y llegar a horario a cursos preuniversitarios. Para la Orientación en Humanidades y Ciencias Sociales se diseñó una materia en la que se emprendían actividades de orientación vocacional a lo largo de todo el año.
La mayoría de las preguntas y los proyectos de futuro elaborados durante el último año de la escuela secundaria dejaban de lado opciones ancladas en sus experiencias cotidianas presentes (actividades laborales que ya se encontraban realizando, posibilidades relacionadas con oficios y trabajos no profesionales de su entramado familiar cercano), que quedaban subsumidas tras expectativas de estudios superiores en las que el futuro era construido e imaginado a partir de una importante escisión de dichas experiencias, orientado a carreras universitarias que les permitirían ascender socialmente, tener un destino, ser alguien en la vida (Hirsch, 2016).
Al final del año, después de muchos cambios, las carreras seleccionadas por los jóvenes de este curso eran Abogacía (2), distintas orientaciones de Ingeniería (2), Medicina (2) y Ciencias Económicas (4). Entre las jóvenes 4 eligieron alguna orientación dentro de la docencia, 1 operadora de radio. 1 pensaba ser policía como sus padres y otra enfermera como su mamá. Sólo 5 estudiantes plantearon que no pensaban estudiar, al menos hasta poder rendir todas las materias que adeudaban, que eran en todos los casos más de 6. Respecto a la maternidad y la paternidad solían expresar su deseo de esperar para tener hijos al momento de tener terminadas sus carreras y tener una casa propia (Registros años 2008 y 2009).
Gran parte de la insistencia por la pregunta por lo que harían al año siguiente (tanto en los espacios formales como informales) generaba respuestas evasivas, angustias y hasta enojos por parte de los jóvenes y también de sus profesores, debido a que no sabían qué querían hacer de sus vidas. Las tensiones entre las condiciones de vida de los jóvenes y lo que requería el cursado de estudios superiores atravesaban las aspiraciones construidas por los estudiantes, pero también las que los docentes hacían respecto de las posibilidades educativas futuras de sus estudiantes. Según los docentes, muchos elegían carreras que les exigían conocimientos de materias en las que no habían rendido bien durante el año, o que les implicaban una disposición frente al estudio de la cual carecían o medios económicos con los que no contaban (Hirsch, 2010). En este sentido, la finalización de la escuela media es entendida como pasaje social a través del cual los jóvenes/adolescentes comienzan a ser pensados socialmente como jóvenes/adultos, quienes atraviesan así un proceso de transición que implica asumir nuevas responsabilidades (Criado, 1998) a partir de un cambio sustancial en sus rutinas, estructuradas por más de doce años de cotidianeidad escolar, hacia una nueva que no podían imaginar[24].
A 10 años del egreso de la escuela secundaria[25], aunque siguen comunicados en un grupo de Facebook, el grupo no se ha vuelto a reunir. Según relatan, sólo se cruzan espontáneamente en las calles de la ciudad. Alrededor de sus 30 años, 12 de ellos ya son padres y madres (sólo uno de los varones no tiene hijos) y 5 de ellos ya se han separado de sus parejas. Sólo 5 no han convivido ni se han casado; de ellos 3 viven solos. De los 12 que vivían fuera de la ciudad, 8 se mudaron a Cañuelas –uno de ellos cuya familia vive en una chacra en las afueras de la ciudad, vive y trabaja como remisero en Cañuelas–, mientras que una de las jóvenes vive en Buenos Aires por su profesión (es operadora de una importante emisora radial), dos continúan viviendo en su localidad natal y otra de ellas pasa la mitad del año en otro pueblo, 9 de Julio, por el trabajo de su pareja, que es petisero. En cuanto al varón, continúa viviendo en San Justo y trabajando en una fábrica de esa localidad.
A pesar de ser la opción privilegiada en los proyectos de futuro de los jóvenes al momento del egreso (11 de ellos se plateaban estudiar carreras universitarias y 6 terciarias), realizar estudios superiores para los habitantes de Cañuelas en 2008 era una opción poco viable. Las opciones locales eran muy escasas: había un profesorado (con orientación en matemática, inicial y especial) y cursos orientados a gastronomía y otros oficios, por lo que los jóvenes debían estudiar fuera de la ciudad. La mayoría lamenta que esto haya sucedido y se plantean la posibilidad de volver a empezar.
Muy pocas lograron recibirse: una profesora de matemáticas y arte, una cocinera, una operadora de radio y 1 despachante de aduana. Todas ellas ejercen su profesión. Como describimos en el apartado anterior, la oferta de nivel superior ha crecido en la localidad. Aunque de este curso sólo 4 estudiantes han estudiado en Cañuelas: la joven que se recibió de profesora, la que estudio cocina y dos jóvenes que aún no se recibieron (uno que hace el profesorado de Letras y otro que tiene su propia oficina de turismo, estudia Recursos Humanos y está a 4 materias de recibirse).
Por otro lado, 5 de las jóvenes han manifestado que sus maridos las mantienen para poder pasar más tiempo con sus hijos e hijas y que no se los críe otra persona, además porque el costo de las niñeras es cambiar la plata. Esto fue relatado con una sensación de frustración por no poder desarrollarse personalmente. Ser madre y ama de casa era una opción muy cuestionada durante el momento de la escolarización. Manifestaron que aunque les iba muy bien en los estudios de las carreras elegidas, dejaron al quedar embarazadas y trabajan pocas horas (una de ellas haciendo limpieza en la Municipalidad, otra colaborando en una fábrica de zapatos familiar, dos de ellas no trabajan, otra colaborando en la chacra). Estas jóvenes manifiestan en sus entrevistas que sus parejas trabajan (2) o aspiran a trabajar en Mercedes Benz (4), dado que es valorado por ser uno de los trabajos mejor pagos y por brindar la posibilidad de ascender en la misma empresa al realizar capacitaciones internas en la planta.
Si bien podemos identificar una continuidad en la trayectoria laboral iniciada durante la secundaria como empleados en comercios, en emprendimientos familiares, en trabajos informales y en el parque industrial, en casi todos los casos abandonaron sus proyectos referidos a la educación superior. A pesar de la ampliación de la oferta de educación superior local, son pocos los jóvenes entrevistados que la conocen y la consideran una opción. A pesar de que la oferta actual contiene las carreras que habían elegido al finalizar la escuela, varios de ellos aducen que las carreras que habían elegido no les gustan, no les hubieran permitido desarrollarse en zona[26], que no les agrada estudiar, y casi todos coinciden en que ya están grandes y deben asumir otras responsabilidades: trabajar, cuidar a sus hijos.
Los proyectos de estos jóvenes dejaron de lado la preocupación por elegir la profesión correcta, cuestión que tan centralmente había organizado sus proyectos de futuro anteriormente. En este sentido, el futuro en construcción, anclado en sus experiencias laborales previas, desplazó a las expectativas en torno a la educación superior que organizaban sus proyectos orientados en la cotidianeidad escolar. A partir de las entrevistas identificamos un nuevo núcleo de preguntas alrededor de las cuales organizaban sus proyecciones: la construcción y el sostenimiento de las relaciones de pareja, la educación de sus hijos, la búsqueda de una vivienda propia, o el mejoramiento de sus condiciones laborales y económicas.
En este sentido, acordamos con Sinisi, Montesinos y Schoo (2010) quienes sostienen que la valoración de lo educativo adquiere su significatividad en el marco de los procesos cotidianos de reproducción social de los sujetos y de sus grupos de referencia y, a su vez, se transforma durante el curso de vida de las personas. Si bien en la cotidianeidad escolar la educación superior fue construida como opción legítima para la construcción de un proyecto que posibilite el ascenso social, se manifestaron tensiones respecto a la posibilidad de acceder a ella. Al finalizar la escuela, el mandato de la educación superior para un futuro mejor dejó de estructurarla como opción preponderante en los proyectos de futuro y visibilizó nuevas preocupaciones, aspiraciones y opciones.
En ese sentido, la etnografía permite captar las continuidades de las estructuraciones hegemónicas, pero también los aspectos contradictorios que se generan en las transformaciones de la vida social (Achilli, 2005), dando cuenta del carácter dinámico, heterogéneo y conflictivo de las experiencias cotidianas en contraste con los proyectos y las expectativas, en tanto producciones individuales recortadas de las relaciones sociales y temporalidades que las han constituido. Asimismo, permite dar cuenta de las apropiaciones que los sujetos realizan en la vida cotidiana respecto a las acciones estatales y sus presencias cotidianas.
A modo de cierre: Los proyectos de futuro de los jóvenes en contextos rururbanos entre el trabajo y la universidad
En este artículo nos interesó abordar los proyectos de futuro de los jóvenes, a partir de un análisis etnográfico, que permitió dar cuenta de las opciones construidas en la trama cotidiana a partir de la cuales los jóvenes construyen sus proyectos. Estas opciones se configuran en las estrategias diseñadas por algunos docentes de escuelas secundarias y algunos de los funcionarios estatales de la Subsecretaría de Producción para acompañar a los jóvenes. En dichas estrategias, subyacen las expectativas y los mandatos sociales que conforman las opciones validadas en un determinado contexto sociohistórico.
La compleja trama rururbana, en la que conviven distintos grupos sociales con formas de vida heterogéneas, implica decisiones políticas y de gestión por parte del estado municipal que permita garantizar la política local de poner al sistema educativo en función del trabajo para no desarraigar a los jóvenes de sus comunidades. Estas características configuran las posibilidades de inserción laboral de los jóvenes y su orientación hacia experiencias relacionadas con formas de vida urbana, ligadas al ámbito industrial, comercial, a las actividades ligadas al turismo y los servicios, en detrimento de actividades relacionadas a contextos rururbanos donde disminuyen cada vez más los empleos ligados tradicionalmente al campo.
La orientación de los proyectos de futuro de los jóvenes se concreta en la formulación de preguntas cotidianas –formales e informales– estructuradas por una multiplicidad de dispositivos diseñados expresamente para que los jóvenes definan su futuro. En este sentido, la preocupación municipal por poner la educación al servicio del trabajo para el desarrollo local y el arraigo de los jóvenes confluye con los principales objetivos de la LEN respecto a la centralidad otorgada a la educación y la escolarización, para favorecer la inclusión social por parte de los jóvenes.
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Notas