Dossier
CICLOS DE OCUPACIÓN ANUALES Y PATRONES DE MOVILIDAD DE LOS TRABAJADORES AGROPECUARIOS: UNA APROXIMACIÓN A SUS DETERMINANTES MEDIANTE TÉCNICAS DE ENSAMBLE LEARNING
CICLOS DE OCUPACIÓN ANUALES Y PATRONES DE MOVILIDAD DE LOS TRABAJADORES AGROPECUARIOS: UNA APROXIMACIÓN A SUS DETERMINANTES MEDIANTE TÉCNICAS DE ENSAMBLE LEARNING
Estudios Rurales. Publicación del Centro de Estudios de la Argentina Rural, vol. 10, núm. 19, 2020
Universidad Nacional de Quilmes
Recepción: 17 Diciembre 2019
Aprobación: 14 Abril 2020
Resumen: El presente trabajo presenta un acercamiento a algunas características de los ciclos ocupacionales de los asalariados agropecuarios del campo argentino. Particularmente, se pregunta por el tipo y los rasgos que presentan dichos ciclos, así como por las formas que asume la transitoriedad en el empleo agropecuario. Finalmente, deja planteadas algunas preguntas vinculadas a funcionalidad de estos contingentes de trabajadores en la estructura agraria. Para ello utiliza la Encuesta Nacional a Asalariados Agropecuarios (EnAA), operativo llevado adelante por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTEySS), la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) y el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agropecuarios (RENATEA).
Palabras clave: ciclos ocupacionales, asalariados agropecuarios, movilidad ocupacional.
Abstract: This paper presents an approach to some characteristics of the occupational cycles of agricultural wage earners in Argentina. Particularly, it addresses the type and forms of these cycles, as well as the forms assumed by unstable jobs in agricultural employment. Finally, it presents some questions about the functionality of these workers in agrarian structure. To do so, it uses the National Survey on Agricultural Workers (EnAA), carried out by the Ministry of Labor, Employment and Social Security (MTEySS), the Superintendence of Labor Risks (SRT) and the National Registry of Agricultural Workers and Employers (RENATEA).
Keywords: occupational cycles, agrarian wage earners, occupational mobility.
Introducción
Es sabido que los asalariados agropecuarios son “sujetos invisibles”. El empleo agrario y la situación de los asalariados del sector han sido relativamente poco estudiados en Argentina. La escasa disponibilidad de información estadística y documental, junto con la dificultad de lograr una aproximación que reúna ciertos criterios de confiabilidad a partir de las fuentes existentes, parecen ser dos de los causales del problema. A su vez, esta carencia ha hecho necesario limitar la observación a ámbitos más específicos (regiones o cultivos). Aun así, los estudios son relativamente escasos y no se dispone de un conocimiento exhaustivo de las diversas situaciones de los trabajadores rurales. Sobre la base de la literatura reciente[1] es posible identificar algunas transformaciones generales en relación a la demanda, oferta y composición de la fuerza de trabajo rural en Argentina ocurridas en el contexto de la profundización del capitalismo en el agro:
- mecanización de tareas y descenso en la demanda de trabajadores (Bendini y Pescio, 1996; Neiman, 2009; Neiman y Quaranta, 2001);
- incremento en el peso de los trabajadores transitorios (Bendini y Pescio, 1996; Rau, 2002; Ruben, 1986);
- urbanización y relocalización de los trabajadores en barriadas periféricas o centros urbanos (Aparicio, 2005; Aparicio, Berenguer y Rau, 2004; Baudron y Gerardi, 2003; Rau, 2002 y 2005);
- cambios en la articulación de ciclos ocupacionales entre ocupaciones agrarias, no agrarias y períodos de desocupación a lo largo del año (Benencia y Forni, 1991; Giarracca y Aparicio, 1991; Rau, 2002 y 2005)
- aparición de nuevas formas de intermediación laboral, en las que los trabajadores reclutados (a través del “enganche” tradicional) participan en la organización de la producción (Aparicio, Berenguer y Rau, 2004; Baumeister, 1980; Tort, 1983).
Estos procesos se han desarrollado en actividades y zonas diversas: la actividad vitivinícola mendocina, la yerbatera misionera, la lanera patagónica, la frutihortícola de Chubut y Río Negro, la cañera tucumana, la producción de semillas pampeanas, etc. Muchos, a su vez, son extensibles a diversas zonas y estructuras de América Latina[2].
La demanda de fuerza de trabajo en el sector agropecuario ha estado caracterizada históricamente por una fuerte estacionalidad en sus ciclos productivos. Debido a la mayor dependencia de las determinaciones naturales (en relación a otras ramas de la actividad económica), el capital en la rama tiende a limitar la demanda de fuerza de trabajo, circunscribiendo la contratación de tareas a determinados períodos del tiempo. Dicha estacionalidad no es constante en todos los productos ni en todas las tareas, pero un ejemplo típico son las tareas de cosecha en diversos cultivos. Un resultado de este movimiento es la división de los asalariados del sector en dos grandes contingentes: los permanentes (aquellos cuya relación laboral no tiene un punto de finalización) y los transitorios (su relación laboral tiene tiempo de finalización).
Para los trabajadores asalariados afectados a estas tareas estacionales esto se expresa en la dificultad para mantener una ocupación de forma continua a lo largo del año, siendo necesario para ellos combinar diversas ocupaciones y tareas para diversos patrones realizadas en diversas condiciones de trabajo. Esta articulación de puestos de trabajo diferenciados a lo largo de un período (por lo general, definido anualmente) es lo que se denomina ciclo ocupacional.
Hace aproximadamente tres décadas la constitución de ciclos ocupacionales en el sector agropecuario estaba vinculada a los procesos migratorios y, específicamente, a dos tipos de migraciones. Por un lado, a las estacionales: existían flujos migratorios desde las zonas denominadas polos de expulsión hacia aquellas conceptualizadas como polos de atracción, en las cuales se constituía un mercado de fuerza de trabajo con carácter estacional. Dichos flujos se repetían año tras año para las mismas actividades. Reboratti (1983) identifica y describe varios de esos circuitos migratorios interprovinciales, estimando los polos de atracción y expulsión, las actividades que allí se realizan y los volúmenes tanto de la población requerida como de los flujos migratorios. Por otro lado, un segundo tipo de movimientos de población se refiere a aquellos trabajadores (el clásico trabajador golondrina) que encadenan diversas actividades a lo largo del año, lo cual implica una forma específica de la migración lineal (Reboratti, 1983).
Los procesos migratorios parecen haber sufrido diversas transformaciones recientes, que hacen que esa relación estrecha entre ciclos laborales y condición migratoria no sea tan evidente como hace tres décadas. Quizás por ello los estudios acerca de ciclos laborales y patrones de movilidad ocupacional se hayan visto obligados a restringir la observación a ámbitos más específicos (regiones o cultivos). Se han estudiado las características de los ciclos laborales en actividades como el limón en Tucumán (Crespo Pazos, 2014), el algodón en Chaco (Rosati, 2018), la actividad tabacalera jujeña (Re y Aparicio, 2016), la vid en San Juan y Mendoza (Neiman y Quaranta, 2013), la yerba mate en Misiones (Rau, 2002) y algunos cultivos pampeanos sumamente relevantes en la provincia de Buenos Aires (Villulla, 2015).
Sobre la base de estos estudios surgen algunas características singulares de tales ciclos. Si bien cada estructura agraria y cada actividad presenta diferencias, un rasgo común parece ser la alta prevalencia de movilidad ocupacional a lo largo del ciclo ocupacional (y/o de las historias laborales[3]) de los trabajadores asalariados en el sector. Los estudios mencionados delimitan sus objetos de estudio a determinadas producciones y/o determinadas regiones o provincias. En cambio, este trabajo intentará plantear algunas preguntas que abarquen al conjunto más amplio posible de los asalariados agropecuarios, no circunscriptos a una actividad o a una región/provincia.
Uno de los cambios más importantes en los últimos 50 años probablemente haya sido la progresiva mecanización de muchas de las tareas requeridas en diversas producciones. Hay consenso en la literatura en que estos cambios repercutieron en un notable descenso en los requerimientos de fuerza de trabajo en el agro argentino. El mismo parece haber ido acompañado de transformaciones en la distribución de la fuerza de trabajo a lo largo del año: habría ido atenuando y alternando su distribución relativamente regular en ciertos períodos del año. En ese sentido surgen las preguntas acerca de las características que asume la estacionalidad en el empleo agropecuario. ¿Qué tipo de ciclos ocupacionales produce esta característica de la demanda de fuerza de trabajo en el sector agropecuario? ¿Qué forma detenta la transitoriedad de las ocupaciones agropecuarias asalariadas actuales? ¿Qué características tienen dichos patrones de movilidad ocupacional en los asalariados agropecuarios? ¿Qué formas asume dicha movilidad y cómo se vincula con características asociadas a las tareas que se realizan (niveles de registro o no registro, calificación, sectores, etc.)?
Este documento se propone abordar las preguntas planteadas y realizar algunas inferencias acerca de las diversas características de dichos patrones de movilidad laboral y la identificación de algunas de sus variables determinantes. Se efectuará un acercamiento a los atributos que caracterizan a los ciclos de ocupación anuales de los trabajadores asalariados agropecuarios. Para ello se utilizará como fuente empírica la Encuesta Nacional a Asalariados Agropecuarios (EnAA), operativo llevado adelante por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTEySS), la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) y el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agropecuarios (RENATEA). La misma se desarrolló en diez provincias del país (Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Mendoza, Misiones, Río Negro, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán). Se relevó información en zonas rurales (agrupadas y dispersas) y urbanas de pequeña escala (localidades de hasta 25.000 habitantes)[4].
Algunas definiciones operacionales
Este apartado realizará algunas precisiones técnicas y metodológicas con respecto a la forma en que se relevó la información correspondiente. La unidad de registro de la EnAA son los residentes de un hogar con al menos un trabajador asalariado agropecuario. A su vez, dentro de cada hogar se relevó información de todos los miembros y, particularmente, se buscó reconstruir el ciclo laboral de todos los miembros del hogar que hubieran trabajado como asalariados agropecuarios durante los doce meses previos a la realización de la encuesta.
Una tarea está definida a partir de la/s actividad/es que el trabajador desempeña. De esta forma, una actividad dada (por ejemplo, “cosecha de algodón”) aparece clasificada como una tarea/trabajo. Esto introduce un matiz, dado que si el trabajador ha realizado esa tarea/trabajo para más de un empleador esta aparece unificada como una sola.
En ese caso, el puesto de trabajo coincide con la intersección entre una tarea dada y un empleador determinado. Así, un trabajador k determinado ha realizado i tareas para j empleadores, es decir, ha ocupado j x i puestos de trabajo en los doce meses previos a la encuesta. De este modo, la unidad de dicho módulo no es compatible con la noción habitual de puesto de trabajo. Sin embargo, se dispone de tres indicadores que resultan útiles para el análisis de estos ciclos laborales:
a) el tiempo total en que desarrolló cada tarea/trabajo;
b) el tiempo en que desempeñó durante mayor tiempo el puesto de trabajo;
c) la cantidad de empleadores (patrones/empresas) para los que realizó cada tarea/trabajo -para el ciclo agropecuario-.
De esta forma, para cada trabajador k puede calcularse la cantidad de meses en los que estuvo empleado en cada tarea/trabajo. Además, puede indagarse sobre la empresa/patrón para la cual realizó dicha tarea durante la mayor cantidad de tiempo –tarea principal.
Características del ciclo ocupacional de los asalariados agropecuarios
Ahora bien, ¿cómo están constituidos los ciclos ocupacionales de los asalariados agropecuarios? ¿Cuáles son sus rasgos más relevantes? Un primer aspecto que es necesario tener en cuenta son las características de las diversas ocupaciones que los asalariados agropecuarios desarrollan a lo largo del ciclo ocupacional.
En relación a las formas de contratación, los asalariados agropecuarios tienden a ocuparse a lo largo del año en tareas que mantienen sus características: el 43% de los trabajadores se ocupa en tareas como exclusivamente permanente. A su vez, el 20,3% lo hace como permanente discontinuo (en este caso se produce una re-contratación recurrente, pero no se trata de una ocupación estable y permanente) y un 26,7% de los trabajadores aparece contratado de forma transitoria (la forma de contratación tiene tiempo de finalización y no hay recurrencia a lo largo del tiempo). Finalmente, 7,8% de los asalariados combina tareas con más de una forma de contratación a lo largo del ciclo.
Si se observa el sector de actividad en el que desenvuelven los ciclos, puede notarse que el sector agropecuario aparece con una relevancia casi absoluta. En efecto, del total de los asalariados agropecuarios (tal y como puede verse en el gráfico 1) casi un 90% desarrollan sus ciclos exclusivamente en tareas del sector agropecuario. La presencia de otros sectores es marginal. Entre los asalariados con ciclos permanentes discontinuos y transitorios la incidencia de otras tareas por fuera del sector agropecuario –en combinación con tareas dentro– se hace ligeramente más fuerte (alrededor del 13%).
Con respecto a la calificación de los diferentes ciclos ocupacionales pueden identificarse dos grupos mayoritarios y bien definidos[5]. Por un lado,los que realizan sus ciclos en tareas exclusivamente no calificadas (que representan casi el 60% del total de los asalariados) y, por otro, aquellos que desempeñan tareas de mayor calificación (operativas, técnicas y profesionales). Estos últimos representan el 26,8% del total de los asalariados. Por último, queda un grupo más reducido (12,1%) de trabajadores cuyos ciclos anuales combinan tareas de mayor y menor calificación.
Esta distribución no es homogénea en términos de la forma de contratación: un 48,5% de los trabajadores con ciclos permanentes realizan tareas de mayor calificación. Los trabajadores con ciclos permanentes discontinuos y transitorios presentan valores levemente mayores de combinación de tareas: 16% y 15%, respectivamente. Algo similar ocurre entre aquellos que combinan más de una forma de contratación.
Al analizar la percepción de aportes jubilatorias en cada tarea (una de las diferentes dimensiones del concepto de precariedad[6]) del ciclo anual (a partir de la indagación acerca de la percepción de aportes jubilatorios) podemos identificar, una vez más, dos grupos claramente definidos que concentran a la gran mayoría de los asalariados agropecuarios (gráfico 3). Así, el 55,3% de los trabajadores se concentran en ciclos ocupacionales sin aportes jubilatorios. A su vez, el 34,9% de los trabajadores atraviesan sus ciclos en tareas con aportes. Una proporción menor (7,6%) combina tareas con y sin aportes a lo largo del ciclo anual.
Una vez más, si se analiza la estabilidad de los ciclos ocupacionales, existen diferencias entre los asalariados. Un 61,9% de los trabajadores con ciclos exclusivamente permanentes articulan sus tareas con aportes. Esta proporción desciende al 23,1% y al 9,8% entre los trabajadores con ciclos permanentes discontinuos y con ciclos transitorios (gráfico 4).
De forma similar, se observa que los asalariados ocupados en tareas exclusivamente no calificadas a lo largo del ciclo presentan un nivel de no registro notablemente mayor (64,9%) que el de aquellos que solamente realizan tareas calificadas (38,1%).
A su vez, debe tenerse en cuenta la cantidad tareas que los asalariados entrevistados realizan a lo largo del ciclo ocupacional. Si se observa el gráfico 5 puede verse que, a diferencia de lo que podría esperarse, el 66,9% de los asalariados agropecuarios solamente tiene una tarea dentro del sector y el 71% trabaja solamente para un patrón a lo largo del año.
Una vez más, se identifican diferencias importantes entre los diferentes tipos de ciclos ocupacionales: en aquellos trabajadores con ciclos exclusivamente permanentes casi el 95% trabaja para un solo patrón y el 90% realiza una sola tarea agropecuaria en el año. Entre los trabajadores con ciclos permanentes discontinuos o transitorios, el 54,8% y el 58,7% respectivamente tienen solamente una tarea agropecuaria en el ciclo. Se perciben distribuciones similares si se analiza la cantidad de patrones para los que se ocupan a lo largo del ciclo.
Estos datos permiten realizar algunas inferencias acerca de las características de los ciclos ocupacionales de los asalariados agropecuarios. La imagen que surge es la existencia de ciclos ocupacionales anuales relativamente homogéneos. En líneas generales, las características de sus tareas no varían significativamente a lo largo del año: si su primera tarea en el ciclo fue no registrada (es decir, sin percepción de aportes jubilatorios), como transitoria y no calificada, es altamente probable que el resto de las tareas a lo largo del ciclo ocupacional anual mantenga estas características. A su vez, es altamente factible que todas estas tareas (o la mayoría) se efectúen dentro del sector agropecuario, y que las emprendidas fuera del sector detenten poca relevancia. Al mismo tiempo, tienen pocas tareas a lo largo del año y las realizan para pocos empleadores (patrones/empresas).
Sin embargo, esta relativa invariancia que asumen los rasgos de las ocupaciones de los asalariados a lo largo del ciclo ocupacional no debe ser interpretada inmediatamente en términos de una posición favorable en el mercado de fuerza de trabajo o de una mayor “estabilidad” en las tareas. Si se incorpora al análisis la cantidad de tiempo en el año en que los trabajadores están ocupados, se obtiene un panorama más claro de su forma de inserción en el mercado laboral.
En los gráficos siguientes pueden verse las frecuencias acumuladas de asalariados agropecuarios según la cantidad de meses del año en que se encuentran ocupados. El primer gráfico se refiere a la primera ocupación del ciclo, mientras que el segundo, al total del ciclo ocupacional.
Si se observa el total de asalariados agropecuarios se nota que el 50% están ocupados a lo largo de todo el ciclo 9 (nueve) meses o menos. Es decir, la mitad de los asalariados no están ocupados durante al menos 3 (tres) meses en el año. Puede notarse que, en líneas generales, los asalariados permanentes se encuentran ocupados a lo largo de todo el año: tanto en la primera ocupación como en el total del ciclo ocupacional, aproximadamente el 80% de estos asalariados se hallan ocupados durante los 12 (doce) meses del año.
La situación es diferente entre el resto de los trabajadores. En la primera ocupación no existen diferencias tan marcadas entre los trabajadores con ciclos permanentes discontinuos y transitorios. Aun así, pareciera que los trabajadores con ciclos transitorios se caracterizan por tener un ciclo ocupacional más corto: alrededor de un 60% se encuentran ocupados durante menos de tres meses al año. Este valor desciende al 45% aproximadamente entre los permanentes discontinuos. Sin embargo, las diferencias intensifican si se analiza el ciclo ocupacional completo. En ese caso, un 45% los trabajadores con ciclos permanentes discontinuos se encuentran ocupados 5 meses o menos durante el año. En cambio, casi un 60% de los trabajadores con ciclos transitorios están ocupados menos de 5 meses al año. En suma, más de la mitad del total de trabajadores agropecuarios (55%) no tienen ocupación continua a lo largo del año; dentro de ellos, un 38% se mantiene ocupado la mitad o menos del año.
La baja alternancia en la ocupación de los asalariados agropecuarios se asocia fuertemente a una inserción laboral que alterna períodos de ocupación y no ocupación (bajo la forma de desocupación abierta o de inactividad) más o menos prolongados a lo largo del ciclo ocupacional. Una proporción significativa de los asalariados agropecuarios, especialmente los trabajadores con ciclos permanentes discontinuos y transitorios, no logra obtener una ocupación continua a lo largo del año.
La movilidad laboral de estos trabajadores, entonces, no se desarrolla exclusivamente alternando tareas dentro del mercado de fuerza de trabajo (entre sectores de actividad, entre diferentes niveles de calificación o entre no registro y estabilidad). En cambio, uno de los patrones de movilidad observables en esta población a lo largo del año es un proceso de entrada y salida de la condición de ocupados, manteniéndose en una posición de no ocupados una porción del año.
Un acercamiento a los patrones de movilidad laboral de los asalariados agropecuarios
De esta forma, sería posible identificar dos direcciones en la movilidad laboral de los trabajadores agropecuarios:
a) una intermitente, que implica la transición entre la posición de ocupado y no ocupado en el mercado de fuerza de trabajo;
b) una continua entre puestos de trabajo, que implica la transición entre diferentes empleadores del sector agropecuario[7].
Es posible combinar ambas direcciones para construir una tipología que nos aproxime al tipo de movilidad laboral que se observa entre esta población. En función de los datos disponibles, podemos clasificar a cada trabajador de la encuesta según el tiempo de ocupación durante el ciclo: si estuvo ocupado durante todo el año o parte del año. A su vez, podemos cuantificar la cantidad de empleadores (patrones o empresas) con las cuales mantuvo relaciones laborales a lo largo del ciclo agropecuario: aquellos que trabajaron para un solo patrón y aquellos que lo hicieron para más de un patrón. El resultado de combinar ambos criterios queda expresado en la matriz siguiente (tabla 1):
Podemos ver entonces que sería posible, en una primera aproximación, identificar cuatro tipos:
1) aquellos trabajadores no móviles, es decir, que se mantienen ocupados durante todo el año y siempre para un solo patrón;
2) trabajadores que muestran un patrón de movilidad continua entre empleadores, que se mueven entre diferentes empleadores, pero logran mantenerse en su condición de ocupados durante todo el año;
3) los que presentan movilidad intermitente en el mercado de trabajo, que entran y salen de la esfera de la ocupación y oscilan entre la ocupación y la desocupación-inactividad, pero para un solo patrón;
4) los que se mueven simultáneamente en el mercado de fuerza trabajo y entre patrones.
La tabla previa muestra un aspecto que no estaba siendo captado al momento de considerar la movilidad entre ocupaciones y las diferencias entre las características de esas ocupaciones. En efecto, en este caso puede notarse que la mayoría de los asalariados agropecuarios presentan alguna forma de movilidad. De hecho, un 39% de los asalariados han sido no móviles durante el ciclo ocupacional anual. El resto, o bien ha salido del mercado de fuerza de trabajo o bien ha cambiado de patrón a lo largo de los 12 meses previos a la entrevista –o ambas cosas–.
A su vez, se observa que el tipo más frecuente de movilidad es el que hemos llamado intermitente, referida a quien se encuentra ocupado de forma no continua a lo largo del año, pero siempre para un mismo patrón. La movilidad continua entre empleadores, en cambio, es decir aquella que logra una ocupación permanente,aunque para diferentes patrones, representa una proporción marginal sobre el total de trabajadores relevados (5,9%).
Finalmente, cabe destacar la existencia de una cantidad nada despreciable de trabajadores (casi una cuarta parte del total) que evidencia los dos sentidos de movilidad mencionados. Es decir, que no logra ocupación continua a lo largo del año (por lo cual, ingresa y egresa de forma continua del mercado de fuerza de trabajo) y que articula diversos patrones o empresas a lo largo del año.
Identificación de la relevancia de los factores asociados
Un problema que resulta relevante es la identificación de las variables o factores que inciden sobre la condición móvil o no de los trabajadores asalariados. ¿Qué características tienen los trabajadores asalariados de las diferentes formas de movilidad (o inmovilidad)? ¿Pueden encontrarse diferentes perfiles (sociales, demográficos, laborales, etc.) entre los trabajadores móviles y los no móviles? ¿Cuál es la influencia de cada uno de factores en la determinación de la condición de movilidad?
Se intentará una aproximación a estas preguntas a partir de la aplicación de una técnica de ensamble learning conocida como Random Forests (bosques aleatorios). La misma se basa en un conjunto de árboles de decisión entrenados sobre el mismo dataset y, como toda técnica de ensamble, busca incrementar la precisión predictiva de un modelo simple, construyendo un agregado de tales modelos simples en remuestras de los datos analizados (Hastie, Tibshiriani y Fridman, 2008; James, Witten, Hastie y Tibshiriani, 2013).
Los árboles de decisión sufren de alta varianza, es decir, si dividiéramos los datos de entrenamiento en dos mitades aleatoriamente y ajustáramos un modelo de árbol a cada una, obtendríamos resultados diferentes. El objetivo es obtener modelos de “baja varianza”, es decir, en los cuales lograríamos resultados similares. Es sabido que, en líneas generales, un incremento en la cantidad de observaciones tiende a producir una reducción de la varianza de un modelo dado. Por ende, una estrategia óptima para reducir la varianza de los modelos sería ajustar una gran cantidad de modelos en una gran cantidad de datos de entrenamiento. Dado que, en general, no es posible conseguir una gran cantidad de datos de entrenamiento, un sustituto “natural” podría ser obtener remuestras de los datos originales a partir del método de boostrap y ajustar un modelo a cada remuestra. El llamado bagging (apócope de Bootstrap AGGregatING) es un método para lograr este objetivo. De esta forma, se obtendrían B muestras boostrap de nuestra base de datos original y se ajustarían, por tanto, B árboles de decisión diferentes (con el mismo conjunto de variables predictoras). A continuación, cada observación se clasifica en función de alguna medida de agregación de los árboles: la media (para árboles de regresión) y el “voto mayoritario” (para árboles de clasificación), es decir, la predicción es la clase que mayor cantidad de veces aparece en los B árboles.
Sin embargo, estos B árboles tienen un problema: al estar construidos sobre el mismo conjunto de variables predictoras tienden a estar correlacionados entre sí. Los modelos basados en random forests buscan “descorrelacionar” dichos árboles. Al igual que en el bagging construimos B árboles. Sin embargo, en cada uno no utilizamos la cantidad total de predictores (M) sino una muestra aleatoria de M. Es decir, no se particiona el espacio de predictores en función de los M predictores, sino que para cada árbol Bi se emplea un subconjunto m de M.
Cada árbol se construye a partir del siguiente algoritmo:
1) A partir del número total de casos de entrenamiento (N) y del número de variables clasificadoras (M), definir un subconjunto (m) de variables predictoras de (M) para usar en un nodo del árbol (debe cumplirse que m<M);
2) Construir para el árbol un set de entrenamiento muestreando n casos con reposición del total de N casos (es decir, construir una muestra bootstrap). Usar el resto de los casos (N-n) con el fin de estimar el error del árbol, prediciendo sus clases;
3) Para cada nodo del árbol elegir aleatoriamente m variables sobre las cuales basar la decisión en ese árbol. Calcular cuál es la mejor partición a partir de las m variables del set de entrenamiento;
4) Cada árbol es desarrollado en su totalidad (es decir, no se realiza ningún tipo de “poda”, como se haría en un clasificador habitual basado en árboles).
Para la predicción es extraída una nueva muestra. Se le asigna la etiqueta del nodo final del árbol. El procedimiento es iterado a lo largo de todos los árboles en el ensamble y cada caso es encasillado en la clase en que ha sido clasificada la mayor cantidad de veces a lo largo de todos los árboles generados (“voto mayoritario”).
Metodología de entrenamiento
Para el entrenamiento del modelo se siguió el siguiente flujo de trabajo (esquema 1):
1) se particionó aleatoriamente el dataset (respetando la distribución de los predictores): un 70% para usar como training set y un 30% como test set;
2) se entrenó el modelo en el training set, para lo cual se realizó el tunning del parámetro mtry (cantidad de predictores a utilizar en cada partición de cada árbol del ensamble) a partir de un diseño de validación cruzada de 5 grupos;
3) una vez seleccionado el parámetro óptimo, se calcularon las métricas de evaluación del modelo sobre el test set.
Dimensión | Variable | Tipo de variable | Forma de codificación |
Contextuales | Provincia | Categórica | |
Ciclo laboral | Ingreso anual total del ciclo ocupacional / SMMV | Cuantitativa agrupada | Cuartiles |
Días promedio trabajados en las ocupaciones/tareas del ciclo | Cuantitativa agrupada | Menor o igual a 5.25 días > 5.25 y < 6 días > 6 y < 7.25 días Más de 7.25 días | |
Horas promedio trabajadas en las ocupaciones/tareas del ciclo | Cuantitativa agrupada | Menor o igual a 2 hs. Entre 2 y 3 hs. Más de 3 hs. | |
Formas de remuneración en las ocupaciones/tareas del ciclo | Categórica | Exclusivamente no mensuales Exclusivamente mensuales Combinaciones Sin datos | |
Incidencia de ocupaciones/tareas no registradas en el ciclo | Categórica | Exclusivamente no registrado Exclusivamente registrado Combinaciones Sin datos | |
Niveles de calificación de las ocupaciones/tareas en el ciclo | Categórica | Exclusivamente no calificado Exclusivamente calificado Combinaciones Sin datos | |
Diversas formas de contratación/estabilidad en las ocupaciones/tareas del ciclo | Categórica | Exclusivamente permanente Exclusivamente permanente discontinuo Exclusivamente transitorio Combinaciones Sin datos | |
Carácter migrante del trabajador en las ocupaciones/tareas del ciclo | Categórica | Migrante No migrante Sin datos | |
Producto de la 1° ocupación/tarea del ciclo | Categórica | Frutales Ganadería Hortalizas Cereales y Oleaginosas Industriales Otros y sin datos | |
Cambio de producto durante el ciclo ocupacional | Categórica | Sí No | |
Sociodemográficas | Edad | Cuantitativa agrupada | 13 a 17 años 18 a 24 años 25 a 44 años 45 a 60 años 61 y más |
Nivel educativo | Categórica | Hasta primario completo Primario completo Secundario incompleto Mayor a secundario incompleto |
Un primer modelo entrenado arroja los siguientes resultados (tabla 2):
El modelo presenta resultados globales aceptables: un accuracy de 75%. Al observar la performance por clase, vemos que el ajuste es aceptable (superior al 70% en todas las métricas) en todas las clases, con la excepción de la movilidad continua entre empleadores. Este hecho se debe, seguramente, a la escasa frecuencia que esta clase presenta en los datos de entrenamiento.
La matriz de confusión muestra que el modelo tiende a confundir la clase de movilidad continua con la clase de movilidad simultánea en mayor medida (tabla 3). Es por ello que decidimos entrenar otros dos modelos: uno agrupando las clases de movilidad continua y movilidad intermitente en el mercado de trabajo en una sola categoría, otro excluyendo los casos de movilidad continua (tabla 4).
Dado que el modelo que excluye los casos de movilidad continua entre empleadores es el que mejor performance presenta, es el que se utilizará de aquí en adelante. Por lo tanto, las conclusiones que se extraigan del análisis no incluirán a esa porción marginal de los trabajadores que logran una ocupación anual continua, pero para diferentes empleadores. Ahora bien, ¿cuáles son los principales predictores de las formas de movilidad de los trabajadores agropecuarios? A su vez, ¿cuál es la relación funcional que mantienen? Como se observa en el siguiente gráfico (gráfico 7), a nivel global las dos variables más relacionadas son las vinculadas a las condiciones de trabajo, específicamente, referidas a la cantidad de horas trabajadas (ciclo_ht_r) y la cantidad media de días por semana que trabajan (ciclo_dt_r). A su vez, la provincia también resulta una variable relevante, lo cual está hablando de la existencia de disparidades regionales en los patrones de movilidad de los asalariados agropecuarios.
A su vez, no parecen observarse diferencias sustanciales en las variables más relevantes al observar por cada tipo de movilidad (gráfico 8)[8]. Ahora bien, ¿cuál es la relación funcional entre las principales variables predictoras y las formas de movilidad? Para eso se analizarán los llamados gráficos de dependencia potencial (Friedman, 2001; Molnar, 2019). Los mismos evidencian el efecto parcial de uno o dos predictores sobre la variable dependiente. Un gráfico de dependencia potencial puede mostrar si la relación entre un predictor y una variable dependiente es lineal, monótona o más compleja (gráfico 9).
Puede verse en el gráfico anterior que los asalariados que presentan patrones de movilidad simultánea se caracterizan por las peores condiciones laborales: las chances de formar parte de este grupo se incrementan al tener mayor cantidad media de días trabajados en la semana en el ciclo (subgráfico 1) y también mayor cantidad de horas promedio trabajadas en el ciclo. A su vez, esta probabilidad desciende entre los trabajadores con mayores niveles de ingreso medio del ciclo (cuartiles superiores) (subgráfico 2).
Al mismo tiempo se advierte que entre las actividades ganaderas y de tambo es más probable encontrar mayores niveles de no movilidad entre los trabajadores (subgráfico 5). Asimismo, al observar las diferencias regionales se descubre la existencia de perfiles diferenciados de movilidad entre las provincias: las chances de presentar movilidad simultánea se incrementan notablemente en provincias como Misiones, Río Negro, Santiago del Estero y Tucumán; en tanto que estas chances disminuyen en Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe.
Discusión, resultados y nuevos problemas
En el presente trabajo se intentó realizar una aproximación a algunas de las características que presentan los ciclos ocupacionales de los trabajadores agropecuarios del campo argentino. En este punto, salen a la luz rasgos importantes y novedosos, en relación a otros estudios tanto de Argentina como de América Latina. En efecto, la visión general que se suele tener de los ciclos ocupacionales de los asalariados agropecuarios tiende a asociarlos a la complejidad, flexibilidad, variabilidad, intermitencia y/o alternancia. No obstante, el carácter intermitente de los ciclos observados en este trabajo marca diferencias relevantes. Un primer acercamiento al fenómeno mostró homogeneidades llamativas: no se observa una alternancia tan marcada entre actividades agropecuarias y no agropecuarias, ni entre las características de las tareas.
En cambio, al analizar la cantidad de tiempo en el año en que los trabajadores están ocupados y la cantidad de patrones para los que se emplean, se observó que alrededor de un 60% de los trabajadores agropecuarios presentaban alguna forma de movilidad ocupacional (continua, intermitente o simultánea). A su vez, al caracterizar algunos factores asociados a estas formas de movilidad se identificó la existencia de diferencias entre móviles y no móviles, en términos de extensión de las jornadas, remuneraciones medias, distribución por provincia y tipo de actividad desarrollada.
Ahora bien, más allá de dicha descripción, los resultados permiten plantear algunos interrogantes más generales en relación a la posición y la función que ocupan estos trabajadores agropecuarios en la estructura social argentina. En efecto, la funcionalidad de los diversos grupos sociales del campo ha sido un problema largamente analizado. Las teorías neoclásicas (Lewis, 1954) han argumentado que el sector de subsistencia (asimilado en buena medida al sector agropecuario y bajo relaciones no plenamente capitalistas) funcionaría como una “oferta ilimitada de mano de obra” para el sector moderno de la economía. Desde el enfoque del “complejo latifundio-minifundio” (Gómez, 1988), se conceptualizó el rol de los pequeños productores en América Latina y se identificaron sus diversas funciones: provisión de fuerza de trabajo barata – como semi-asalariados–,suministro de mercancías a precios más baratos a las explotaciones latifundistas, etc. También el “Proyecto Marginalidad” se ocupó del problema de la funcionalidad de ciertos sectores semi-asalariados en la estructura agraria: la cuestión de asalariados y semi-asalariados en Chile (Marín, 1969) y la función de reserva de fuerza de trabajo de pequeños productores en la estructura algodonera chaqueña (D’Alessio, 1969). No solo en América Latina se plantean estos problemas, también en regiones de Ghana y Sudáfrica (Scully y Britwum, 2019).
Cabe destacar que buena parte de los estudios han centrado la mirada en el papel que cumplen las formas de pequeña producción (de subsistencia, mercantil, etc.), en las que las relaciones sociales generalmente se caracterizan por la no constitución de una fuerza de trabajo plenamente libre. En cambio, los asalariados agrícolas plenos no parecen haber sido objeto de una indagación tan profunda acerca de su posición y función en la estructura social agraria.
En este sentido, la información presentada en el presente trabajo permite plantear un primer conjunto de interrogantes[9]. Teniendo en cuenta las diferencias que existen al interior de los asalariados entre los trabajadores móviles y no móviles, ¿hasta qué punto los mismos ocupan una función diferente en la estructura social agropecuaria? Particularmente, los trabajadores “no móviles” (caracterizados por tener jornadas más cortas, recibir salarios más altos y ubicarse en actividades ganaderas y/o tamberas) parecen encontrarse plenamente insertos y de forma continua en la labor productiva del sector. En cambio, los trabajadores móviles (en sus diferentes modalidades) poseen otras características: salarios más bajos, jornadas más largas y un tipo de inserción con un componente de intermitencia/movilidad elevada.
De esta forma, la intermitencia se convierte en indicador de que estos trabajadores constituyen una reserva para ciertas actividades del sector agropecuario: a diferencia de los trabajadores no móviles, son requeridos para diversos patrones, en varias actividades o de forma eventual a lo largo del año. ¿Pueden vincularse estas características a procesos más generales de la estructura social argentina? ¿Hasta qué punto estas fracciones de trabajadores forman parte de alguna de las formas de la superpoblación relativa[10], particularmente, en sus formas flotante y/o estancada? Este punto resulta interesante dado que, en general, una imagen clásica tiende a destacar el predominio de las formas latentes de la superpoblación relativa en el sector agropecuario. ¿Cuál es la relación entre este posible cambio de modalidad predominante de la superpoblación relativa en el campo y los procesos de desarrollo del capitalismo en el sector, ampliamente destacados por la literatura especializada? Queda planteado el problema de la caracterización más precisa de estos trabajadores para futuras indagaciones.
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Notas