Artículos
Dinámicas y Transformaciones en las Producciones Intensivas del AMBA Sur en el Marco de la Pandemia por Covid-19
Dynamics and Transformations in Intensive Productions in AMBA Sur in the Context of the Covid-19 Pandemic
Dinâmicas e Transformações nas Produções Intensivas da AMBA Sur no Marco da Pandemia da Covid-19
Estudios Rurales. Publicación del Centro de Estudios de la Argentina Rural
Universidad Nacional de Quilmes, Argentina
ISSN: 2250-4001
Periodicidad: Semestral
vol. 14, núm. 30, 2024
Recepción: 11 Septiembre 2023
Aprobación: 19 Agosto 2024
Resumen: Este trabajo busca analizar las transformaciones ocurridas en la producción de hortalizas del área periurbana sur de Buenos Aires a partir de la irrupción de la pandemia del Covid 19. Se utilizó una metodología cualitativa, con 20 entrevistas en profundidad a informantes clave (referentes de organizaciones de productores, técnicos privados y de organismos públicos, agentes comerciales). Los resultados muestran una alta resiliencia de los sistemas productivos en este territorio. La actividad hortícola continuó sin grandes modificaciones, pese a las restricciones, abasteciendo de productos frescos a una demanda constante. Se observa un proceso de adaptación de los procesos productivos y comerciales de las unidades productivas al contexto de restricción desarrollado en la pandemia. Estas modificaciones no corresponden a transformaciones profundas, sino más bien a cambios discretos en sintonía con procesos que se venían sucediendo en el territorio.
Palabras clave: resiliencia, pandemia, periurbano, horticultura.
Abstract: This work seeks to analyze the transformations that occurred in vegetable production in the southern peri-urban area of Buenos Aires following the outbreak of the Covid 19 pandemic. A qualitative methodology was used, with 20 in-depth interviews with key informants (references from producers, private and public agency technicians, commercial agents). The results show a high resilience of the productive systems in this territory. Horticultural activity continued without major changes, despite the restrictions, supplying fresh products to a constant demand. A process of adaptation of the productive and commercial processes of the productive units to the context of restrictions developed in the pandemic is observed. These modifications do not correspond to profound transformations, but rather to discrete changes in tune with processes that had been taking place in the territory.
Keywords: resilience, pandemic, periurban, horticulture.
Resumo: Este trabalho busca analisar as transformações ocorridas na produção de hortaliças na periferia sul de Buenos Aires após a eclosão da pandemia de Covid 19. Foi utilizada uma metodologia qualitativa, com 20 entrevistas em profundidade com informantes-chave (referências de produtores, técnicos de órgãos públicos e privados, agentes comerciais). Os resultados mostram uma elevada resiliência dos sistemas produtivos deste território. A actividade hortícola continuou sem grandes alterações, apesar das restrições, fornecendo produtos frescos a uma procura constante. Observa-se um processo de adaptação dos processos produtivos e comerciais das unidades produtivas ao contexto de restrições desenvolvido na pandemia. Estas modificações não correspondem a transformações profundas, mas sim a mudanças discretas em sintonia com processos que vinham ocorrendo no território.
Palavras-chave: resiliência, pandemia, periurbano, horticultura.
Introducción
En el año 2020, la pandemia por el COVID-19 causó grandes cambios en la economía mundial, generando un impacto global en numerosos sectores económicos, entre ellos el agroalimentario (FAO, 2020). En ciudades y regiones de todo el mundo, siguiendo las instrucciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud), se introdujeron medidas de distanciamiento social y restricciones de movilidad para limitar la propagación del coronavirus, ocasionado por el COVID 19 (Manzano y Pérez, 2023). Las medidas se han aplicado en base a las circunstancias locales prevalecientes, entre ellas el cierre de restaurantes, limitaciones a la venta de alimentos en espacios públicos, restricciones al uso del transporte público y, en términos más generales, las restricciones a la movilidad humana. Como resultado, se han observado perturbaciones desde la producción y el suministro de alimentos hasta la accesibilidad de los mismos en las zonas urbanas y periurbanas (FAO, 2020). Trabajos en diferentes países refieren a diferentes estrategias de los sistemas productivos y las cadenas comerciales para garantizar la alimentación de la población ante la pandemia. Entre ellos se mencionan acciones que contribuyen a las capacidades de resiliencia del sistema agrícola, tales como el surgimiento de grupos comunitarios de ayuda mutua (Tittonell et al., 2021), innovaciones en marketing agrícola y agroalimentario sensibles a la COVID-19 (Prosser et al., 2021), comercialización adaptativa de productos básicos dentro de las cadenas de suministro (Perrin y Martín, 2021; Marusak et al., 2021) y resolución de problemas tras la pérdida de canales de comercialización HORECA[1] (Coopmans et al., 2021).
En la Argentina el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) y posteriormente el Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DiSPO) fueron medidas implementadas por el gobierno nacional en respuesta a la pandemia de COVID-19. Las mismas consistieron en una serie de restricciones y medidas de confinamiento con el objetivo de frenar la propagación del virus y proteger la salud pública. Estas restricciones variaron en su intensidad y duración según la evolución de la situación epidemiológica en diferentes regiones del país, comenzando en el mes de marzo de 2020, prolongándose hasta el año 2022. La pandemia se focalizó principalmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), territorio en el que se concentran 14 millones de personas, representando más del 30 % de la población en el país.
En el área periurbana del sur del AMBA, con La Plata como epicentro, se desarrolla una de las áreas de producción de hortalizas más importantes de Argentina, abasteciendo de productos vegetales frescos a la población circundante y también en otras regiones. Esta región cuenta con una superficie hortícola cercana a las 7000 hectáreas, la gran mayoría bajo cubierta, siendo alrededor de 5000 unidades productivas (Ferraris y Ferrero, 2019) con predominio de productores de tipo familiar. En estos sistemas productivos la tenencia de la tierra es mayoritariamente bajo arrendamiento, los sujetos responsables de la producción son en su gran mayoría agricultores familiares que viven en el establecimiento junto a su familia. La superficie promedio de las unidades de producción no excede las 2 hectáreas, y los ingresos de las familias provienen exclusivamente de la actividad hortícola (Cieza et al. 2015). El actor principal de la producción hortícola en esta región corresponde a migrantes bolivianos quienes se asientan en los años 80´ como trabajadores medieros y luego se expanden y consolidan en la actividad como arrendatarios hasta hegemonizar hoy no sólo la producción sino la comercialización (Benencia, 2006). La incorporación de familias bolivianas a la producción hortícola, conforma un mercado de trabajo estructurado, en gran medida a partir de las redes de relaciones sociales de los trabajadores migrantes ingresando a la producción como peones de otros migrantes o medieros[2] (Benencia y Quaranta, 2006). Estos productores familiares bolivianos coexisten con productores de tipo empresarial, que si bien son una proporción baja de los productores hortícolas de la región cuentan con una superficie y volumen de producción significativo. Estos productores más capitalizados son descendientes de antiguos horticultores de origen italiano, los cuales cuentan con la propiedad de la tierra y el trabajo es por medio de trabajadores asalariados o medieros.
La comercialización de hortalizas se realiza principalmente a través de cadenas largas de intermediación compuestas por múltiples eslabones, con una alta asimetría de poder entre productores familiares e intermediarios, por la que los primeros quedan en un lugar subordinado, como “tomadores de precios (Castro y Fernández, 2023).
Una característica distintiva de la región del AMBA Sur es el crecimiento exponencial de las organizaciones de productores a partir del año 2002 en sintonía con políticas públicas que favorecieron su consolidación hasta el año 2015 (Seibane y Ferraris, 2017). En los últimos años, si bien las políticas públicas hacia la agricultura familiar han tenido movimientos oscilantes, los procesos organizativos se mantienen en base a reivindicaciones gremiales y logros obtenidos en beneficio de la producción familiar. De esta manera una gran proporción de los productores hortícolas del AMBA Sur forman parte de alguna de las organizaciones del territorio.
En el contexto de restricción de la circulación producto de la pandemia, la producción de alimentos, entre ellos la producción de hortalizas para consumo fresco en el AMBA Sur, fue considerada una actividad esencial y, por lo tanto, se permitió que continuara operando para garantizar el abastecimiento de la población. El decreto del Gobierno Nacional, 297/2020, que disponía de medidas para asegurar el cumplimiento de la ASPO, dejaba expresamente exceptuadas las "Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria" y " Reparto a domicilio de alimentos" (incisos 13 y 19 del artículo 6º del citado decreto). En este contexto, los modelos productivos y la cadena comercial sufrieron transformaciones, adecuándose a nuevas realidades en la dinámica social y el consumo.
Este trabajo busca analizar las transformaciones ocurridas en los sistemas productivos y la comercialización de hortalizas en el marco del ASPO y posteriores a éste en el área periurbana sur de Buenos Aires.
El marco de análisis para este trabajo considera la resiliencia de los sistemas productivos ante los disturbios y la capacidad de adaptación frente a ellos. La resiliencia se refiere a la capacidad de un sistema para resistir, adaptarse y recuperarse frente a perturbaciones, crisis o cambios adversos sin sufrir interrupciones significativas en su funcionamiento. La misma tiene dos dimensiones: resistencia a los shocks de eventos extremos y la capacidad de recuperación del sistema (Lin, 2011), siendo ambas fundamentales para garantizar la continuidad de las operaciones y la sostenibilidad a largo plazo de la actividad productiva. La resiliencia también se relaciona con la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias. Altieri y Nichols (2013) definen el concepto de “resiliencia social” como la capacidad de grupos o comunidades para adaptarse frente a elementos externos, sean sociales, políticos o ambientales. En el área de estudio la irrupción de la pandemia ocasionó transformaciones de distinta magnitud y llevó a los productores hortícolas y agentes comerciales a la necesidad de tomar decisiones para afrontar los cambios que se presentaron.
La hipótesis planteada es que las restricciones durante la pandemia en la producción periurbana del AMBA Sur ocasionaron procesos de adaptación y/o resiliencia que permitieron la continuidad en el abastecimiento de hortalizas frescas. Por otra parte, se considera que los cambios operados en la demanda, implicó una serie de transformaciones coyunturales en la cadena, sin modificaciones de fondo en la estructura comercial una vez levantadas las restricciones.
Metodología
La unidad de análisis corresponde al periurbano sur del Área Metropolitana de Buenos Aires. La misma comprende los partidos de La Plata, Florencio Varela y Berazategui, la cual tiene centralidad en el abastecimiento de hortalizas frescas, principalmente a la Ciudad de Buenos Aires y Conurbano Bonaerense. La región señalada está rodeada por un área de producción extensiva en la que predomina la producción ganadera, como puede observarse en la Figura 1.
El estudio de carácter exploratorio, se basó en una estrategia de tipo cualitativa de investigación basada en entrevistas a informantes clave, basada en la perspectiva de los participantes y en el sentido que éstos les dan a sus experiencias (Vasilachis de Gialdino, 2017; Denzin y Lincoln, 1994). La selección de los entrevistados fue intencional, basada en criterios a los fines de abordar la heterogeneidad de actores que puedan brindar información sobre esta temática en el territorio en estudio. La investigación se basó en 20 entrevistas en profundidad a informantes clave, entre ellos productores (11), técnicos privados y de instituciones públicas (4), agentes intermediarios de venta mayoristas y vendedores minoristas (5). En cuanto a los productores entrevistados se buscó que sean referentes de organizaciones, por lo que lo relevado excedió su unidad productiva, aportando información agregada de lo ocurrido con otros productores de la organización que representan. Las entrevistas se realizaron entre los meses de marzo y octubre de 2023.
Resultados
Influencia de las Restricciones en las Unidades Productivas
La actividad hortícola, considerada como esencial en el ASPO, no se vio limitada, por lo que los productores pudieron desarrollarla “normalmente”. Si bien se relevaron algunas dificultades al inicio de la restricción de circulación para comercializar los productos hortícolas, esto fue rápidamente subsanado por protocolos que permitieron el traslado y venta de alimentos. Uno de los protocolos fue desarrollado expresamente por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación junto al Servicio Nacional de Sanidad Animal y Vegetal (SENASA) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para la producción y comercialización de hortalizas. En el mismo se consideraban medidas preventivas a tener en cuenta en las unidades productivas hortícolas, la manipulación y envase de los alimentos, así como la carga y transporte de los productos. Estos protocolos se cumplieron de manera parcial, dadas las malas condiciones de infraestructura en la mayoría de las unidades productivas. Sin embargo, el aislamiento con personas externas a los predios se realizó de manera adecuada, con escasos contactos con proveedores de insumo y agentes comerciales.
La provisión de insumos continuó sin dificultades, no registrando faltantes ni aumentos de precio importantes que afectará la actividad productiva. Esto contrasta con trabajos en otras partes del mundo donde la restricción en la movilidad afectó la provisión de insumos (de Boef et al., 2021), lo que ocasionó que los productores agrarios encontraran dificultades en la producción de alimentos, en buena medida ligado a las restricciones de movilidad (Lopez-Ridaura et al., 2021).
En los establecimientos hortícolas los casos de COVID no fueron de relevancia, dado que los productores junto a sus familias, en muchos casos ampliadas por diferentes grados de parentesco, viven en el predio. En este sentido los espacios de socialización fueron mínimos por la ASPO, lo que llevó a que se formaran “burbujas familiares” o de varias familias que alquilaban una quinta, pero con escasa interacciones con otras personas ajenas al predio. En las entrevistas a los referentes de las organizaciones de productores y técnicos que continuaron asesorando en los establecimientos coinciden en la baja cantidad de casos hasta avanzada la pandemia. Al ser una actividad al “aire libre”, sumado al aislamiento de las familias productoras en los establecimientos, los contagios fueron relativamente bajos, incluso los casos de mortalidad producto del virus.
“Cuando ibas a las quintas los productores casi ni enterados…, en las quintas la dinámica es muy diferente a lo urbano…hubo una continuidad con el trabajo” (Técnico INTA).
En este sentido la producción no fue afectada, habiendo una continuidad en el proceso productivo. Por otra parte, la prohibición de reuniones llevó a dificultades en los procesos colectivos de las organizaciones, como ser capacitaciones y otras reuniones de diverso tipo en los inicios de la pandemia. Sin embargo, esto no afectó las estrategias comerciales llevadas adelante, siendo la comunicación vía whatsapp una herramienta fundamental que permitió coordinar estos temas al interior de las organizaciones.
Un aspecto relevante fue una mayor incorporación de niños y jóvenes en edad escolar a las tareas productivas del predio. El trabajo de las infancias es un fenómeno existente en la horticultura periurbana, el cual se presenta mayormente en el marco de un trabajo familiar o cuando la familia entera vende su fuerza de trabajo en diferentes relaciones de mediería (Dahul, 2018). Sin embargo, la asistencia y tareas escolares morigeran el trabajo en el predio de las infancias (Menegaz y Garcia, 2016). La no presencialidad y las dificultades en la conectividad para los procesos educativos bajo la modalidad virtual, implicó una mayor afluencia del trabajo de integrantes de la familia en edad escolar. La dificultad de conectividad o el acceso a medios para realizar las tareas virtuales llevó a que parte de los niños perdieran contacto con la escuela y esto fuera suplantado con el trabajo en la unidad productiva familiar. Tal como plantean Galina Rubinstein et al (2022) los hijos de productores hortícolas en general cuentan con un único teléfono celular por familia con el que realizan las tareas escolares de la totalidad de los miembros del hogar y al que deben utilizar mediante datos móviles ya que no poseen acceso a wifi. Varios de los productores entrevistados plantearon los problemas de conectividad, incluso la necesidad de realizar inversiones para lograr contar con internet de calidad para las tareas virtuales de sus hijos. A estas restricciones en el acceso a la conectividad y a dispositivos electrónicos, se añaden las dificultades en el acompañamiento pedagógico por parte de los adultos, dado que sus familiares no completaron sus estudios en el nivel primario en Bolivia, llevando a una mayor desconexión con las instituciones educativas.
Transformaciones en la producción y consumo de hortalizas
De acuerdo a las entrevistas realizadas los productores de hortalizas, independientemente de su tamaño y grado de capitalización fueron beneficiados desde el punto de vista económico en el periodo de las restricciones dispuestas por la ASPO y DiSPO por un aumento relativo de los precios en las hortalizas. Esta mejora se debió principalmente por el aumento de la demanda de productos hortícolas. La mayor disponibilidad de tiempo en los hogares por las restricciones impuestas, llevó a que en gran parte de la sociedad hicieran comidas más elaboradas y con ello un aumento del consumo de hortalizas. Las familias requerían más cantidad y variedad de productos hortícolas, lo que influyó en el aumento de la demanda. Esto fue corroborado en las entrevistas por los agentes comerciales, habiendo una demanda constante de una diversidad de productos hortícolas durante la pandemia.
De acuerdo a datos proporcionados por el Mercado Central de Buenos Aires, en los años de pandemia el aumento de ingresos al mercado de productos hortícolas no fue significativo, con variaciones entre el año 2019 y los posteriores (2020-2021-2022) menores al 5 % en las principales hortalizas de consumo habitual, como puede apreciarse en la Figura 2.
El aumento de la demanda con una oferta relativamente estable, mejoró los precios relativos de los productos hortícolas, y con ello la rentabilidad de las unidades productivas. Los gastos realizados previo a la pandemia en los sectores medios de la sociedad como movilidad, esparcimiento, salidas a comer fuera de la casa, entre otros, se trasladaron a otros rubros como los alimentos, lo que en alguna medida pudo afrontar el aumento de precios de los productos hortícolas.
La mejora de los precios de los productos hortícolas llevó a un aumento de la demanda de insumos para la producción con el objeto de incrementar la producción. De acuerdo a las fuentes consultadas hubo un aumento en la demanda de plantines, plásticos, maderas para invernaderos, maquinarias, agroquímicos, etc. Sin embargo, esto no se tradujo en un aumento de importancia en la producción de hortalizas. Si bien se observa un proceso de capitalización de los productores hortícolas por la mejora relativa en los precios, problemas climáticos asociados a la sequía y la falta de mano de obra hicieron que esto no se tradujera en un aumento de la producción.
“El clima, que no favoreció mucho a la cosecha o a los sembradíos que hubo, que vino mucha sequía, que no se podía cosechar mucho o plantar mucho” (Productora hortícola 3)
Las altas temperaturas, la sequía y el aumento de plagas en los cultivos afectaron de manera significativa el volumen de producción. Si bien la demanda era constante y los esfuerzos para satisfacerla se mantuvieron en el periodo analizado, la producción se vio limitada a volúmenes similares al periodo pre pandemia. Del mismo modo, el aumento de la superficie productiva, no se dio de la misma manera en todos los predios, dependiendo de las posibilidades de crecer en cuanto a disponibilidad de mano de obra y tierras. En algunos casos significó un pasaje hacia una mayor cantidad de superficie cubierta con invernaderos. En otros la posibilidad de crecimiento en productores pequeños que aún contaban con disponibilidad de trabajo para volcarlo a su quinta, y tierras disponibles para ampliar la producción. Esto contrasta con productores medianos y grandes dependientes de mano de obra a los cuales la disminución del flujo de migrantes de Bolivia por las restricciones de movilidad dificultó su crecimiento. Por otra parte, hubo otras causales adicionales que influenciaron en la merma del flujo migratorio de Bolivia, como ser las mejores condiciones macroeconómicas de ese país, un tipo de cambio desfavorable de Argentina y la imposibilidad de enviar remesas significativas a sus familiares. Esto atentó con las posibilidades de ampliación de la superficie productiva en productores más capitalizados vía el trabajo asalariado o la mediería. Como contrapartida, en productores familiares con posibilidades de ampliar el trabajo con integrantes de la familia se dio un proceso de aumento de la superficie productiva traccionado por los buenos precios. En el mismo sentido, familiares que tenían otros trabajos (construcción, comercio, etc) y que fueron afectados por el aislamiento, pudieron trabajar en la producción de hortalizas permitiendo así la posibilidad de crecimiento.
Se relevó que algunos medieros, pasaron a ser productores alquilando una porción de tierra animados por el momento de bonanza, ampliando el número de unidades de producción. De esta forma la “escalera boliviana” (Benencia y Quaranta, 2006) se aceleró en el periodo analizado, en un contexto favorable para la producción hortícola. De acuerdo a algunos entrevistados habría aumentado la cantidad de productores pequeños, ocasionada por el ascenso de antiguos medieros a productores, no habiendo un significativo aumento de la superficie en producción. Esto se condice con estudios realizado en La Plata por Garcia y Quaranta, (2022) los que dan cuenta de un aumento del número de unidades productivas por sobre la superficie producida, el cual se incrementarían en periodos de buenos precios de las hortalizas, como el ocurrido en el periodo de la pandemia.
La mejora en la rentabilidad en la producción de hortalizas en el AMBA Sur en el periodo 2020-2022 no significó grandes cambios desde el punto de vista tecnológico. Las inversiones se dieron en tecnologías ya utilizadas asociadas a la producción bajo cubierta y el uso de insumos. En algunos casos, productores familiares incorporaron cultivos de mayor costo de implantación como tomate y pimiento, como estrategia de diversificación posibilitados por los mejores ingresos que contaron en ese periodo.
“La pandemia llevó a que el productor vendiese con mejores precios sus productos, tuviese más dinero, y volcarse a hacer lo que te decía, a hacer un invernadero, a las solanáceas, a algo que le diera más valor a su trabajo en la producción” (entrevista Tecnico empresa semillera).
Otro fenómeno que se acrecentó en los últimos años fue el corrimiento de las zonas productivas hacia las zonas ganaderas de La Plata y partidos vecinos. Si bien este proceso es anterior a la pandemia (Cieza, 2018; Baldini, 2020), la presión inmobiliaria sobre los terrenos productivos cercanos a la ciudad incrementó el traslado de la producción a sectores más alejados, en los que habitualmente se dedicaban a la ganadería. En este sentido habitantes urbanos buscaron alternativas habitacionales con mayor espacio en los márgenes de la ciudad, compitiendo con los terrenos destinados a la producción hortícola, acelerando el proceso de corrimiento de las unidades productivas.
Comercialización de productos hortícolas en pandemia
Un cambio importante en las dinámicas comerciales durante la pandemia fue el crecimiento de ventas de tipo directa. Una de las más importantes fue “el bolsón” el cual consiste en una canasta de hortalizas de estación que se solicitaban vía web o por grupos de whatsapp, y luego eran entregadas en los domicilios o retiradas en puntos definidos. La logística de comercialización de bolsones fue coordinada por organizaciones de productores o instituciones con vinculación con los productores familiares que ofrecían esta modalidad de venta.
“Comercializamos en bolsones de verduras que pesan de 5-7 kg, traen 10 variedades, se comercializa una vez a la semana, se encarga por la página de internet, el día anterior se cosecha, se prepara y se entrega en el domicilio “ (Entrevista técnica de la Unión Trabajadores de la Tierra -UTT).
Esta forma de comercialización no surgió en el marco de las restricciones por la pandemia, sino que tiene un recorrido previo, pero que se incrementa de manera significativa en este periodo beneficiado por las restricciones impuestas a la sociedad. La forma de comercialización por medio de bolsones se comenzó a fomentar por el año 2010 desde instituciones y organizaciones de productores, constituyendo una estrategia más en el marco de circuitos alternativos de comercialización vinculados al sector hortícola en La Plata y partidos aledaños. De acuerdo a Fernández y Craviotti (2022) se conformaron circuitos alternativos pertenecientes a diversas estructuras organizativas, dentro de las que se destacan: (i) los vinculados a las universidades, (ii) los desarrollados por emprendedores individuales y colectivos autogestivos y (iii) los impulsados por organizaciones gremiales de productores. Estos modos de comercialización se apoyaban en grupos de whatsapp u otras estrategias virtuales para la difusión y organización de la logística. De esta manera en el marco del periodo de aislamiento la venta en bolsones tuvo un salto cuantitativo multiplicando por tres el volumen comercializado. La restricción por la pandemia potenció la modalidad de venta de bolsón, en detrimento de otros tipos de circuitos cortos como ferias las cuales fueron suspendidas. La ampliación en la modalidad de venta directa y la utilización de aplicaciones para llegar a los consumidores se corresponde con otros trabajos relevados en otros países que dan cuenta de procesos similares (Stephen et al, 2022). En el caso de las unidades productivas que incorporan estrategias de venta directas hubo cambios en la planificación del predio, ampliando la diversidad de hortalizas y los tiempos de cosecha para abastecer a una demanda que implicaba variedad y continuidad en la entrega de los productos. Del mismo modo, la venta en bolsón fomentó la producción de tipo agroecológica, una modalidad productiva vinculada a la comercialización en circuitos cortos con un crecimiento en el territorio en los últimos cinco años apoyado por instituciones y organizaciones de productores (Cieza et al, 2022).
“Los bolsones traccionan hacia atrás la planificación del predio en un contexto donde los insumos estaban dolarizados ... entonces esto le dio una apertura a un modelo de menos insumos” (Extensionista INTA).
Si bien la demanda y el modo de comercialización traccionó la producción agroecológica, la restricción dificultó el acompañamiento por parte de las instituciones y organizaciones de productores a los predios para fortalecer los procesos de transición. Esto atentó contra un crecimiento de la agroecología pese a una demanda creciente de estos productos.
La venta minorista en las verdulerías continuó siendo el principal canal, con diferentes estrategias de protección para evitar el contagio del virus de Covid-19 en los comercios o la venta por pedidos con el consiguiente traslado del producto para la provisión de las familias de verduras y frutas frescas. El abastecimiento de las verdulerías se realizó principalmente desde los mercados concentradores, los cuales continuaron su funcionamiento en base a protocolos de cuidado evitando los contagios (distanciamiento, uso de barbijos, uso de alcohol, entre otros). Un fenómeno que se acrecentó en ese periodo fue el abastecimiento de comercios minoristas directamente desde las quintas. Gran parte de los verduleros tienen vinculación con productores hortícolas, por lo que se agilizan las ventas directas a verdulerías. Es este proceso juega un rol clave la vinculación entre productores y vendedores minoristas de origen boliviano, lo que Benencia y Quaranta (2006) mencionan como una economía de base étnica, realizada por bolivianos y entre bolivianos para ofrecer (producir y vender) productos hortícolas frescos a la población local. Este proceso se consolidó en el periodo analizado, evitando la intermediación de los mercados concentradores y los costos que estos significan.
Reacomodamiento Post Pandemia en la Producción Hortiflorícola del AMBA Sur
Observamos un proceso de reacomodamiento posterior a las restricciones que implica una continuidad de los procesos que se venían sucediendo en el sector productivo de hortalizas previo a la pandemia. El consumo de hortalizas mermó a partir de la finalización de las restricciones en la circulación y la vuelta a la “vida normal”. Las menores posibilidades de preparación de comidas elaboradas, se suma a la disminución del poder adquisitivo que afecta la demanda.
“… cuando llegó la pandemia hubo un pico de consumo, ahora (levantada la restricción de circulación) vuelve a estar como antes (previo a la pandemia)” (entrevista informante en el Mercado Regional de La Plata -MRLP).
Esto llevó a una disminución de los precios relativos de las hortalizas, lo que se manifestó en un retardo en el crecimiento de la superficie utilizada. Del mismo modo, de acuerdo a la percepción de los entrevistados, la inversión en invernaderos y semillas de alto costo disminuyó significativamente en un proceso de retracción de los precios y aumento en el costo de los insumos. En este sentido, procesos que se habían acelerado en la pandemia volvieron a una ralentización por el contexto menos favorable para la actividad hortícola.
Por otra parte, la comercialización por intermedio de bolsones disminuyó, volviendo a los volúmenes previos a la pandemia. En este sentido los consumidores vuelven a la compra habitual en verdulerías, quedando la venta de bolsones a nodos de consumo con una compra de mayor compromiso asociado a productos agroecológicos o de vinculación con la agricultura familiar.
“Todo lo que tuvo venta directa y tuvo un auge en la pandemia, ahora también se está cayendo…” (Extensionista INTA).
De acuerdo a los entrevistados las dificultades de esta modalidad es que el consumidor prefiere elegir los productos que va a consumir y no el “bolsón” donde se presenta una variedad de hortalizas de estación en la cual no todas cuentan con la preferencia de los compradores o requieren un proceso de elaboración complejo. Sumado a esto, la necesidad de ir a la verdulería para el abastecimiento de frutas (las cuales en general no están presentes en los bolsones por ser producidas en otras regiones del país), implica la totalidad de la compra en un solo lugar de venta, facilitando al comprador concentrar en un solo lugar el abastecimiento de hortalizas y frutas. La comercialización directa, y en particular la venta de bolsones durante la pandemia, aportó enseñanzas valiosas en los productores y organizaciones que lograron satisfacer esa demanda en base a la adaptación en los productores y la organización de la logística. Del mismo modo potenció la relación con los consumidores, con demandas sobre diversidad de productos y producción agroecológica. Sin embargo, exige un esfuerzo extra para la organización de la logística, lo que lleva a repensar la modalidad, para lograr un escalamiento de la propuesta a un mayor número de consumidores.
En las entrevistas se destaca un fortalecimiento de los procesos organizativos que habían quedado frenados en el periodo de restricción. Esto lleva a un aumento de reuniones presenciales y análisis de problemáticas comunes que se manifiestan como ejes reivindicativos para el sector. Del mismo modo se generan otros procesos como capacitaciones, acompañamiento técnico que se habían paralizado en el periodo que duró la pandemia.
Reflexiones Finales
En base al relevamiento realizado observamos que la actividad hortícola del AMBA Sur experimentó transformaciones de acuerdo a los cambios operados en el marco de la pandemia. Los resultados obtenidos se condicen con la literatura internacional en la que se manifiesta una elevada resiliencia ante el shock de la crisis del COVID- 19, especialmente los efectos negativos derivados del confinamiento y las restricciones a la movilidad, sobre todo los relacionados con los cambios en la demanda y aumento de precios (Durant et al., 2023; Escobar-López et al., 2021, Perrin y Martin, 2021). La actividad hortícola en el AMBA Sur continuó con el proceso productivo, pese a las restricciones, abasteciendo de productos frescos a una demanda creciente. El cumplimiento de los protocolos para la compra de insumos y comercialización, así como el aislamiento de las unidades productivas de base familiar permitió continuar con la producción en los niveles previos a la pandemia. El abastecimiento de insumos cuenta con canales sólidos, los cuales se mantuvieron en el periodo de restricción. La comercialización tuvo adaptaciones, que permitieron el abastecimiento fluido de productor, dando cuenta de la alta resiliencia de los canales para abastecer de un producto altamente perecedero como las hortalizas.
El aumento de la demanda, llevó a obtener buenos precios, con mejoras relativas en las unidades productivas. Sin embargo, no hubo un correlato en el aumento de la producción principalmente por dificultades climáticas y la restricción en las posibilidades de mano de obra en productores medianos y grandes lo cual afectaron la productividad de los predios. Tampoco se observan procesos de cambio tecnológico de importancia, observando cambios menores y procesos de capitalización en relación a una mejora relativa en los ingresos de los productores.
La presencia de redes étnicas entre productores bolivianos, fue un factor importante para el fluido aporte de mano de obra en base a la familia o diferentes grados de parentesco en productores más pequeños. Del mismo modo, los vínculos étnicos aceitaron las estrategias comerciales, aportando una adaptación a los procesos de producción y venta de productos hortícolas en la región.
Se destaca el crecimiento de los circuitos cortos de comercialización, algunos de los que fueron fortalecidos o se adaptaron en base al contexto de restricción. Allí, la modalidad en bolsones de entrega a domicilio tuvo un auge que implicó procesos organizativos y de logística para llevarlos a cabo en base a instituciones y/o organizaciones de productores. En este sentido, el rol de las organizaciones fue fundamental para motorizar la comercialización directa en una demanda creciente de estos productos. Se detectaron además otros procesos de adaptación en los comercios minoristas para hacer frente a la demanda de alimentos y la provisión de algunos de los productos directamente en las unidades de producción.
La apertura de las restricciones implica un nuevo reacomodamiento de la producción en el AMBA Sur, volviendo a una situación de pre pandemia. No se encontró una importante variación en la superficie productiva, aunque sí una continuidad en los procesos de corrimiento hacia sectores más alejados de la ciudad, avanzando sobre tierras de uso ganadero. De acuerdo a lo relevado se observa un proceso de adaptación de las unidades productivas al contexto de restricción desarrollado en la pandemia. Sin embargo, las modificaciones que se realizaron no implican un giro radical en los modelos productivos, sino más bien transformaciones discretas, en sintonía con modificaciones que se venían sucediendo en el sector. Esto se confirma en base a que, una vez levantadas las restricciones, la modalidad productiva y comercial no cuentan con cambios relevantes en el territorio estudiado.
Referencias
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Notas